REVISTA DEL PLAN AGROPECUARIO
(hotelería, comidas, etc.) y comenzamos
el periplo para hacer la convocatoria. Se
decidió que por cada integrante del pro-
yecto concurrieran dos personas y como
fueron 14, había oportunidad de extender
la invitación hacia integrantes de otros
proyectos y allegados. En definitiva con-
formamos una delegación de 40 perso-
nas, de los cuales 34 eran representantes
de establecimientos, entre titulares y
acompañantes y 6 técnicos del Plan Agro-
pecuario. En el espectro de participantes
había productores de todo el país, incluso
lugares recónditos del Uruguay profundo,
para quienes esta actividad podía ser una
alternativa diferente
para conocer otra
forma de hacer las cosas o incluso siste-
mas productivos con características total-
mente distintas a las propias.
Lo interesante fue contar dentro de esa
delegación con jóvenes, hijos de produc-
tores, que aprovecharon el espacio que
generosamente dejaron sus padres para
que pudieran participar de esta instancia
que de hecho, fue también de provecho y
aprendizaje. Ver a los jóvenes intercam-
biar conversaciones con personas mayo-
res, productoras, productores, parejas que
gestionan sus predios, personas no direc-
tamente relacionados con el sector, etc.
En definitiva, todos con similares expec-
tativas: compartir, intercambiar, aprender
unos de otros, ver otras realidades, ana-
lizar lo visto con la realidad propia, etc.
El traslado
El ómnibus partió puntualmente a las 8
de la mañana de Durazno. El desafío era
organizar un viaje pensado para produc-
tores, hijos de productores y técnicos de
diferentes edades, visitar distintas loca-
lidades y realidades, y viajar durante 12
horas. A su vez había algunos que se co-
nocían, otros que se habían visto en algu-
na otra oportunidad durante el proyecto
y otros que no se habían visto nunca. El
material relativo al lugar que íbamos a
visitar y algunas preguntas referidas al
proyecto y al taller de análisis y discusión
que íbamos a realizar en Balcarce, sirvie-
ron como rompehielos, opciones de cono-
cimiento y en el correr de las horas como
distracción, para lo que también se agre-
garon unas cartas de truco que no podían
faltar, así como los chistes, recitados, etc.
Lo interesante fue ver como se daban las
conversaciones entre conocidos y no tan-
to, jóvenes y más veteranos, interiorizán-
dose de sus realidades e intercambiando
opiniones.
El establecimiento visitado
Al otro día de haber llegado se visitó
un predio en la zona de Sierra de los Pa-
dres, 60 kilómetros al este de la ciudad de
Balcarce. Una zona de suelos con un alto
potencial productivo, donde se produce
Papa y obviamente también Soja, Maíz,
etc. En definitiva, la agricultura marca su
presencia aunque ahora con cierta incer-
tidumbre por las nuevas condiciones del
marco político económico. Es una zona con
suelos profundos, de textura media-liviana
(abundante presencia de limo), con niveles
de fósforo muy superiores a los que esta-
mos acostumbrados (entre 10 y 20 ppm y
en algunos lugares incluso más).
Hablar de rotaciones en esa zona es ha-
blar de rotar cultivos y no como nosotros
estamos acostumbrados a una rotación
entre cultivos y pasturas, aunque en algún
momento ingresan en la fase forrajera. De
todas formas se encuentran áreas llama-
das “desperdicios de chacra” donde no se
realiza agricultura y zonas de sierras con
afloramientos de piedras, que son muy
aptas para la ganadería. Respecto a este
rubro, se trabaja con altas cargas, ento-
res de 15 meses, porcentajes de destetes
elevados y terneros de 200 kilos, engorde
a corral con diferentes duraciones, etc. La
comercialización de las haciendas se rea-
liza exclusivamente por consignatarios,
inclusive para la industria frigorífica y si
el destino es éste, es casi imperioso que
sea con terminación a grano. En definitiva
es una realidad que te atropella y te pasa
por arriba, a lo que hay que agregarle una
situación macroeconómica que determina
que el precio de mercado de un novillo
gordo no haya variado en pesos argenti-
nos desde mayo hasta ahora. Para ejem-
plo, basta indicar que el valor del novillo
gordo es del orden de los US$ 700, cuando
en Uruguay ese mismo novillo vale casi el
doble. Si bien el combustible era más ba-
rato, los costos que tenían las empresas
no resultaron muy diferentes a los de las
uruguayas.
Frente a esta realidad, surge el comentario
de otro productor que tuvimos la oportuni-
dad de conocer: “hay que tener el dinero en
patas debido a la incertidumbre económica
para no perder capital”. Este es un comenta-
Foto: Plan Agropecuario
19