REVISTA DEL PLAN AGROPECUARIO
Álvez), aprendimos la importancia de usar
el diagnóstico de actividad ovárica a la
mitad del entore, la revisación de toros y
la escala de condición corporal.
También tuvimos la posibilidad de co-
nocer otros predios que participaron del
proyecto y poder intercambiar experien-
cias con otros productores, fue muy en-
riquecedor.
¿Qué les aportó trabajar en grupo?
Miguel- Después de cada reunión me
quedaba con más de 10 ideas para pen-
sar, y de éstas me quedaba con la que yo
podía aplicar. No siempre se podían apli-
car todas las ideas. Por ejemplo, el grupo
siempre me decía que el ganado era muy
grande para el tipo de predio, y fue por
esto que se tomó la decisión de achicarlo.
En otra oportunidad el grupo no estaba
de acuerdo con un mejoramiento que
tenía pensado hacer, pero igual lo hice y
hoy son ellos los que dicen que estaban
equivocados.
¿Cómo se imaginan el predio en 20
años?
Rosalía- Es difícil imaginar el predio
dentro de 20 años, pero nos gustaría se-
guir viviendo acá y trabajando en él mien-
tras haya fuerzas.
Miguel- Con Bruno aplicando en el predio
lo que está estudiando (Ingeniería Agro-
ambiental) y a su vez trabajando afuera.
Siempre mejorando la calidad de vida.
S
obre el participar en un grupo, ¿qué les
aconsejaría a otros productores?
Miguel- En la medida que puedan y
estén dispuestos que integren grupos.
Porque del intercambio se sacan muchas
conclusiones, en lo posible con producto-
res de similares características en cuanto
a tamaño y sistema productivo. También
que se arrimen a las gremiales e institu-
ciones de la zona, por medio de ellas se
accede a muchos proyectos.
Comentarios finales
Luego de finalizado el proyecto, se
siguió acompañado a la familia en el
proceso de cambio en conjunto con el
grupo.
Lo que permitió observar su evo-
lución.
El trabajo con el grupo sumado a la
buena disposición de la familia facilitó
la toma de decisiones. Recordando una
frase de Miguel “Al grupo se lo escuchaba
siempre, se tenía en cuenta sus aportes
pero no se le hacía caso en todo”
No siendo menos importante, tanto las
metas como los objetivos familiares y em-
presariales se pudieron cumplir.
Se logró una mayor participación de
la familia en la toma de decisiones. Por
ejemplo, Rosalía lleva todo los registros y
la Carpeta Verde lo que le dio más enten-
dimiento del funcionamiento del predio.
Bruno, más allá de la ayuda en trabajos
puntuales, se ha involucrado mucho en
los seguimientos de los mejoramientos
que está realizando INIA en el predio.
Por último quiero agradecer a Miguel,
Rosalía y Bruno que desde un principio
nos abrieron la puerta de su casa y se
brindaron de lleno al proyecto.
Al grupo
Orejano que acompañó a la familia du-
rante los 3 años y con los cuales hoy se-
guimos trabajando, siempre apostando al
intercambio.
A Valentín Taranto extécnico del Plan
Agropecuario en Durazno, el cual fue res-
ponsable de la selección del predio y a
Alfredo Irigoyen exdirector de la Regional
Litoral Centro, quien en los primeros años
del proyecto acompañó el proceso y del
cual aprendimos un montón.
11