REVISTA DEL PLAN AGROPECUARIO
en bloque, no hace más que perpetuar o
incluso aumentar las diferencias entre los
terneros, las que el invierno muchas veces
no perdona, afectando definitivamente el
desarrollo de estos terneros livianos, in-
cluso propiciando que se pueda perder
algún animal.
Por otra parte, las formas más clásicas de
separar a la madre del ternero, consiste en
devolver a las primeras al potrero de ori-
gen, quedando los terneros cerca de las
instalaciones, en bretes o piquetes de me-
nor tamaño. Esto lleva a que las madres en
busca de sus hijos realicen interminables
caminatas, incluso durante varios días, por
lo que cada una puede perder decenas de
kilos durante ese proceso hasta el aban-
dono total de la búsqueda. Estos kilos se-
guramente se recuperarán si el destete no
se hace muy entrado el invierno, pero aun
así, será mucho el forraje necesario para
completar esos kilos que ya se tenían. Esta
pérdida de estado puede incrementarse
en el invierno, lo que tiene como conse-
cuencia que lleguen al parto en una con-
dición corporal baja y que el retorno de la
actividad ovárica se vea demorada, con el
consiguiente riesgo de no quedar preñada
nuevamente.
Planificar el destete
Algunos lectores se preguntarán a esta
altura, cuáles son las novedades. Pero el
hecho de que se mantenga la rutina de
estas formas de separación clásica, mu-
chas veces oculta la pérdida de peso que
sufren ambas categorías, principalmen-
te por no planificar el destete de manera
diferente.
Existen alternativas que minimizan es-
tas pérdidas, logrando que el ternero
transite de mejor manera el proceso de
cambio de alimentación y separación de
la madre, como también “ahorrar” kilos
de vaca que se pierden en las llamadas
“costeadas”.
La separación en bretes, plazoletas o
potreros chicos, tanto para terneros como
para vacas, evita que los animales ca-
minen en forma excesiva. Muchas veces
existe en los establecimientos posibilida-
Foto: Plan Agropecuario
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