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RECURSOS NATURALES
Para que un mejoramiento de
campo se implante exitosamente
y tenga una buena performance
productiva, es necesario planificar
su instalación con anticipación. Por
este motivo y teniendo en cuenta
que el tema comprende labores y
decisiones que se distribuyen a lo
largo del año, abordaremos el tema
en más de un artículo. En esta
primera entrega, nos referiremos
a las labores que son convenientes
considerar y realizar desde esta
época del año (primavera-verano)
hasta la siembra, con el objetivo de
llegar en las mejores condiciones
para
lograr
una
correcta
implantación y un mejor uso del
forraje, luego de instalado.
Mejoramientos de campo (Parte 1)
Preparando la siembra de otoño
Ing. Agr. Santiago Barreto
Plan Agropecuario
Ing. Agr. M.Phil. Raúl Bermúdez
En el Uruguay, los inicios de los
mejoramientos de campo o mejora-
mientos extensivos datan de la “re-
volución” de las pasturas sembradas,
que tuvo lugar en la década del 60,
impulsada por la Comisión Honora-
ria del Plan Agropecuario (CHPA). La
introducción de pasturas exóticas se
hizo básicamente “importando” un
paquete neozelandés, ya que en ese
entonces no se contaba con informa-
ción nacional sobre el tema. En las
décadas del 70 y 80, el CIABB generó
información fundamentalmente sobre
trébol subterráneo y trébol blanco;
posteriormente INIA, en la medida
que ingresaron nuevas especies, si-
guió generando información sobre le-
guminosas (lotus Rincón, lotus Maku,
trébol rojo y Ornithopus) y gramíneas
(Holcus, Raigrás, Dactylis, Festuca y
Falaris).
Los mejoramientos de campo han
tenido ciclos de expansión y de re-
tracción. Tuvieron un auge importante
en la década de los 90 (impulsado por
la aparición de lotus Rincón y Maku),
una retracción importante a fines de
los 90 y quizás, su punto de quiebre
sea el año 2008, cuando la sequía y
la situación económica generaron las
condiciones necesarias para su reva-
lorización por parte de productores
y técnicos. Si nos centramos en los
últimos años podemos decir que la
superficie de mejoramientos viene
aumentando, que el productor, sobre
todo criador (pero los hay de otras
orientaciones productivas) está con-
firmando que son una opción segura
de producción de forraje, sobre todo
planificando el largo plazo y también,
observando las variaciones de clima
que vienen ocurriendo y previendo las
que pueden ocurrir.
Conservando el campo natural
El campo natural aún ocupa la mayor
parte del territorio nacional, con una
superficie del entorno del 65% y, en
gran medida, es la base forrajera de
la ganadería, principalmente de la cría
de vacunos y ovinos y gran parte de
la recría. Decidir la incorporación de
especies que produzcan y además po-
tencien la producción del tapiz nativo,
Foto: Plan Agropecuario