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ralmente consideramos que el hecho
de no llevar todas las terneras a peso
y desarrollo de entore a los dos años
de edad, constituye una ineficiencia y
una pérdida de capturar valor en esos
animales. Pero a la hora de poner en
marcha este proceso vemos que hay
ciertas cuestiones colaterales con di-
versos resultados y consecuencias,
que son interesantes de analizar.
Lo primero que tendemos a pensar
es que el bajo precio y valor de esas
terneras vendidas al destete, frente a
lo que puede llegar a ser una vaquillo-
na preñada o gorda, nos hace “perder
de ganar”. Sin embargo eso es cuando
analizamos exclusivamente lo que su-
cede con esa categoría; pero cuando
levantamos un poco la lupa y miramos
el sistema en su globalidad, es cuan-
do comprendemos mejor la realidad.
Y cuando hablamos del sistema en su
globalidad, estamos hablando de los
diferentes componentes del mismo,
donde no solo se abarca la estructura
productiva, sino también la compleji-
dad del sistema, la mano de obra dis-
ponible, el acceso y disponibilidad de
servicios e insumos, etc.
En efecto, al observar lo que hacen
algunos productores vemos que en
muchos casos se hacen ventas de ter-
neras al destete, ya sea un porcenta-
je bajo o uno mayor, quedándose con
aquellas necesarias solamente para
reponer las que se refugan del rodeo.
¿Cuáles son los demás elementos que
están considerando los productores a
la hora de tomar esas decisiones? Evi-
dentemente es muy diverso el espec-
tro, pero hay algunos que considera-
mos interesante rescatar y compartir.
Una de las ventajas que ven los pro-
ductores al refugar aquellas terneras
más chicas es simplificar el sistema y
solamente lo hacen en aquellos casos
que se tengan como propósito aumen-
tar el rodeo de cría. La simplificación
del sistema viene por no tener que
alimentar diferencialmente a esas ter-
neras más chicas para que lleguen al
entore con peso y desarrollo. Quedar-
se con esos animales implica preocu-
parse por una categoría más dentro del
establecimiento, disponer de mano de
obra para ocuparse de esos animales
y también de otros recursos para po-
nerlos en “carrera”. Además saben que
si bien existe tecnología como para po-
der lograr el objetivo de entorarlas a los
dos años, esos animales más chicos al
destete siempre se van a diferenciar
del resto por menor tamaño. Además
la cría de ese animal va a ser inferior al
resto, por lo tanto es un proceso que
se retroalimenta. En la medida que se
eliminen esos animales al destete, no
es necesario dedicarles recursos para
hacerlos productivos y el espacio que
dejan esos animales es cubierto por
más vientres, haciendo un sistema tan
productivo y con resultados económi-
cos a la par de los sistemas que ento-
ran toda la generación de terneras. Por
otro lado los rodeos de los sistemas
que eliminan las “colas” de las terne-
ras son más parejos que los que en-
toran toda la generación, por ser más
homogéneas desde el nacimiento.
Hemos visto el extremo de eliminar
todas las terneras excesivas y quedar-
se solamente con las necesarias para
reponer, lo que genera espacio para lle-
gar a tener 0.75 vacas de cría por hec-
tárea. Este establecimiento también
vende las vacas de refugo para inver-
nar; otro paradigma sobre “perder de
ganar”. Sin embargo este sistema pro-
duce y factura lo mismo que los otros
sistemas que entoran todo e invernan
las vacas de refugo.
Por otro lado, nos han comentado que
el hecho de llevar toda la generación
a entore nos trae otras implicancias
como el rejuvenecimiento del rodeo y
como consecuencia, las vacas que se
refugan del rodeo son más jóvenes.
Engordar vacas más jóvenes no es tan
fácil como hacerlo con vacas hechas
y esto hace que “el 30% de las vacas
criando el último ternero (CUT), que
hago destete precoz para que se inver-
nen antes del invierno, no las puedo
invernar”. “Las vacas dan dos terneros
y al tercero son CUT y por lo tanto no
tienen caja suficiente y necesitan otro
tipo de comida para engordar”. En este
caso el productor está pensando en
mejorar mucho más la recría de las va-
quillonas para que lleguen con más de
300 kilos al momento del entore para
que puedan desarrollar más “caja” y
luego puedan ser animales más “he-
chos” al momento de refugarse.
Un elemento que es común de parte
de los productores es que las vaquillo-
nas que preparan para entrar al rodeo
de cría a los dos años de edad, tienen
que hacerlo como para que lleguen al
momento del servicio con el peso y
fundamentalmente desarrollo como
para estar ciclando. De esta forma mi-
nimizan los problemas en el segundo
entore. Y la forma que tienen de pre-
pararlas es darles ese crecimiento y
desarrollo al otoño anterior al servicio,
sabiendo que todo lo que le puedan
dar a esa categoría se los va a devolver.
Mito 2: el manejo del rodeo de
cría.
Es bien sabido, y en esta revista se
han escrito varias páginas, sobre los
beneficios que trae el destete tempo-
rario en las vacas de cría. Sin embar-
go existen algunos elementos que los
productores tienen en cuenta a la hora
de ponerlo en práctica. Por un lado con-
sideran importante la pérdida de peso
de los terneros y por otro ven compli-
caciones en su aplicación.
“Hay que disponer de personal para
traer los ganados a las mangas, po-
ner las tablillas, llevarlos nuevamente
y traerlos a los 14 días para sacárse-
las, hacer rodeo para que los terneros
vuelvan a sus madres, etc, con los
problemas de gente para trabajar en el
campo que hay”. A esto hay que sumar
el aparte por fecha de parición o indi-
vidualizar aquellos terneros que se les
puso tablilla para ponerles a los que no
se les puso en una primera instancia.
“Se hace y sabemos los resultados
positivos que tiene, pero si le damos
mayor condición corporal se puede
subsanar y se disminuyen las compli-
caciones”.
Mito 3: manejo del rodeo de cría 2.
Otro punto que también ha tenido
bastante tratamiento en esta misma
revista y nos han escuchado argumen-
tar en más de una ocasión es el ento-
re de otoño – invierno. Generalmente
consideramos que no es conveniente
este manejo, fundamentalmente en
aquellas situaciones que se manejan