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mos junto a los productores, parte im-
portantísima a la hora de darle forma
a este proyecto; primero haciéndonos
conocer sus demandas, relacionadas
con las temáticas que se abordarían
en los cursos a distancia y luego, en
la ejecución. Así nos acercamos por
ejemplo, a la gente del Fogón en Sa-
randí del Yí o a productores que se
arrimaban a nuestra oficina regional
en Treinta y Tres. También debemos
destacar la importancia del compro-
miso desinteresado de actores loca-
les, como los coordinadores de los
centros CASI (Centros de Acceso a
la Sociedad de la Información) que
nos abrían sus puertas y nos daban
su apoyo como en Minas, en Aiguá
o Colonia Lavalleja. Donde no exis-
tían estos centros, nos reuníamos en
“cibercafés” como en Santa Clara o
Castillos.
En la fase piloto, las dinámicas eran
bastante distintas a las de hoy. Los
cursos eran cerrados y semipresen-
ciales, y los participantes se reunían
semanalmente en uno de estos luga-
res. Allí accedían a los contenidos de
los cursos a través de la computado-
ra y se comunicaban vía Skype con
los otros centros, porque desde el
principio entendimos que esto era un
tema colectivo, donde el intercambio
y la comunicación debían ser la base
de la propuesta. El grupo local daba
confianza para aprender a lidiar con la
informática e intercambiar con los de-
más, que estaban en la misma situa-
ción a muchos kilómetros de distan-
cia, nos hizo ver que la pantalla era
en realidad una ventana que se abría
y nos permitía estar, ser y crecer con
otros. Esa fase nos permitió capaci-
tar en 9 cursos a 220 productores y
jóvenes agropecuarios.
Desde ese entonces, mucha agua
ha corrido bajo el puente. Muchas
personas comprobaron que la me-
todología les sirve para aprender,
informarse, actualizarse y fundamen-
talmente, intercambiar opiniones
y experiencias, sin la necesidad de
grandes traslados o cumplir con ho-
rarios prefijados. Obviamente, no se
trató ni se trata de generar una pro-
puesta que sustituya lo presencial,
sino de una alternativa, un comple-
mento.
Hoy, a 10 años del comienzo, el
contexto ha cambiado. La disponibi-
lidad de equipos y las posibilidades
de conexión han mejorado mucho. La
necesidad de información y actualiza-
ción técnica se ha vuelto quizás, más
urgente. Los usuarios tienen la posi-
bilidad de prescindir de una computa-
dora y acceder desde una tablet o un
celular y el uso, que se limitaba en la
mayoría de los casos a leer desde una
pantalla o seleccionar archivos para
imprimir, hoy se aproxima mucho más
a experiencias en las que se integran
el sonido, la forma, el color, el movi-
miento. Hoy no queremos ser solo
lectores pasivos, queremos ser parte,
crear, intervenir, actuar e interactuar.
Muchos de nuestros usuarios, niños
al inicio de este proyecto, hoy son ya
productores o profesionales en acti-
vidad y han crecido en contacto con
estos dispositivos y con estas formas
de utilizarlos; otros se siguen incorpo-
rando a estos territorios virtuales a los
que llegan con expectativas dispares.
Estas pluralidades, que tienen que ver
con el contexto tecnológico, más el
propio de la realidad agropecuaria, nos
mantiene atentos, en constante mo-
vimiento, tratando de dar respuestas
válidas a muchos tipos de demandas.
No sólo se trata de poner a disposi-
ción contenidos técnicos actualizado,
sino de hacerlo en los formatos ade-
cuados, accesibles desde diferentes
plataformas y dispositivos, de exten-
sión y profundidad variables, útiles y
atractivos para diferentes públicos y
apropiados para distintos contextos
de uso. Todo eso y sobre todo, que
den cabida al intercambio y la comu-
nicación ya que no debemos olvidar
que Internet es un puente, que debe
conectar efectivamente personas y
vivencias.
Hoy, con 10 años de camino reco-
rrido, con más de 140 cursos ofreci-
dos y más de 10.000 participaciones,
vemos también que no ha sido un
trayecto en solitario. Esta actividad
nos permitió colaborar con otras ins-
tituciones, como el SNIG o INEFOP,
compartir nuestros avances y apren-
dizajes tanto en ámbitos nacionales
como internacionales, extender la-
zos y establecer alianzas. Formamos
parte hoy por ejemplo, de la Red de
Educación a Distancia y Ruralidad, de
la cual junto a otras 5 instituciones de
Latinoamérica somos miembros fun-
dadores y como nodo local, tenemos
el reto de seguir extendiendo, difun-
diendo y mejorando la metodología.
Mucho hemos hecho, pero sin duda
nos queda mucho por hacer. Gracias a
todos, los que han confiado en nues-
tra propuesta, quienes nos han brin-
dado sus sugerencias y opiniones,
quienes nos han ayudado a seguir
adelante. Nos sentimos orgullosos
pero también comprometidos y en
lo que nos quede por recorrer, espe-
ramos seguir contando con vuestro
apoyo. Por estos 10 años…a todos
¡salud!