Revista del Plan Agropecuario N° 171 - page 41

REVISTA DEL PLAN AGROPECUARIO
tamento de Artigas, nos volcamos hacia la
derecha rumbo a Cabellos, luego de unos
cuantos kilómetros de camino de tierra,
llegamos al predio “Santo Domingo”. Allí
nos recibieron los mismos actores de
aquella época, Marta Morales, Walter “Pe-
ter” Rodríguez y uno de sus seis hijos, Ja-
vier Rodríguez Morales. Parecía la misma
película, sin embargo cuando tomamos
el regreso hacia el sur, nos dimos cuenta
que era una segunda parte.
La conversación entre mate y torta, si-
gue más o menos así:
Nosotros y nuestros lectores tienen el
privilegio de conocer la primera parte de
la historia de familia, por esto nos gusta-
ría saber ¿cómo continuó este proceso?
Javier –La integración de los hermanos
ha sido bien diferente. Comenzamos a
charlar, nunca hubo nada formal, general-
mente lo hacíamos a fin de año. Era una
linda manera de compartir cómo iba el
campo y siempre estuvieron las ganas de
participar, de ser parte del negocio.
Peter –Este proceso viene desarrollán-
dose hace mucho tiempo, pero hace 8
años se empezó a concretar, con reunio-
nes cada tanto. El compromiso era que
tenían que estar nuestros seis hijos. Eran
reuniones informales, donde ellos tiraban
ideas y planteaban que ellos deseaban
integrarse a la empresa y fueron hacién-
dose algunos negocios puntuales.
Javier –Fue algo que lo consultamos en-
tre los seis hermanos; pero en el campo
quedamos los tres hermanos varones,
arrendamos a partir de junio 2016 toda la
empresa de nuestros padres.
Peter –Con Marta les dijimos a los mu-
chachos cuánto era el dinero por mes que
necesitábamos para vivir dignamente,
esta sería la renta. En el 2016 se tasaron
todos los semovientes (vacunos y ovi-
nos) a precio de mercado del momento,
la renta a cobrar estaría integrada por el
arrendamiento del campo en propiedad
(basalto superficial) según lo que se es-
taba pagando en esa época por campos
similares y el interés por los semovientes
tasados (5% interés anual), pagadero de
forma semestral. Del resto del campo que
arrendaba a mi suegra, le traspasamos di-
rectamente la renta a la nueva sociedad.
¿Cómo se organizó la nueva sociedad?
Javier –Cuando decidimos arrendar
había tres áreas bien diferentes. Yo me
quedé con la parte más alejada, Bernar-
do que tenía el equipo de maquinaria, se
quedó con el área de Sarandí y Gerardo se
quedó con los campos del medio, la par-
te más cercana. Todos nos pusimos de
acuerdo, no se le dio mayor relevancia a
la parte económica, primaron otros con-
ceptos.
Dejamos por escrito, el monto de
capital que asumió cada uno y cada vez
que vamos a arreglar el semestre recurri-
mos a esos papeles.
Peter –Un debe es tener escrito toda la
historia, no hemos hecho ese deber. Los
vemos necesario, para nuestros nietos,
porque los hijos sí lo han vivido.
Javier –Mis hijos saben de esta socie-
dad, los nietos mayores manejan la situa-
ción. No los más chicos porque tiene muy
pocos años.
¿Cuáles fueron los momentos más com-
plicados?
Marta –La etapa cuando los hijos se
fueron a estudiar para mí fue muy difícil,
porque se fueron todos de casa.
Javier –Lo más difícil fue buscar la in-
dependencia, cuando la familia era cada
vez más grande, con más necesidades y
la empresa era la misma. Si hubiéramos
seguido la empresa como en el 2016, ac-
tualmente estaríamos bien complicados.
Peter –Lo más difícil fue el cómo hacer
el reparto, pero nosotros veníamos con
un ejercicio anterior ya que tenía expe-
riencia previa con mis hermanas. En el
“cómo hacerlo” empezaron a caer ideas
de todos; nuestras necesidades económi-
cas para vivir, la lluvia de ideas de nues-
tros hijos y después, le empezaron a po-
ner números a todos los animales.
¿Qué ha sido lo más gratificante?
Marta – Lo más gratificante es ver como
se encaminó, ver que los hijos tienen sa-
lida y uno le puede dar una mano, que
estamos bien para seguir ayudando. Ver
que la empresa no decae…
Javier –Que la empresa sigue siendo un
ambiente que nos une como familia, pero
lo que está primero es el bien personal
y familiar, las parejas de cada uno de no-
sotros, fueron alineándose a esta forma,
en todo. Esta concientización se ha ido
haciendo sin querer, el proceso se da na-
turalmente y para mí es lo más grande.
Peter –Me gratifica que estamos viendo
en vida todos los logros, que los hijos se
están realizando como seres humanos,
como yo lo viví con mi padre. También la
solidaridad entre hermanos es muy res-
catable… por ejemplo una de las hijas,
cuando un hermano precisa dinero le fa-
cilita, la otra que no tiene tanta facilidad
económica, les abre las puertas “como la
gallina a sus pollitos” y la otra es solida-
ría y dispuesta. Entre los hermanos varo-
nes también existe una gran solidaridad;
cuando precisan una mano para una acti-
vidad puntual, están siempre dispuestos.
Marta y Peter, ustedes que han trabaja-
do desde los 17 años ¿cómo hicieron para,
un día, dejar todo?
Peter –Yo sentía la necesidad de ir aflo-
jando y traté de buscar otra actividad.
Compré los “chiches” de viejo, un taladro,
martillo, sierra y después, la parte social.
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