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conocimiento sobre los servicios de
procesamiento disponibles en plaza,
que eran virtualmente pre-diluvianos.
Solamente existían en Montevideo
dos computadoras de la serie IBM
340 y, a pesar de la buena disposición
de los técnicos de esa empresa y del
BROU para ayudarnos, vimos que los
obstáculos de toda naturaleza eran
poco menos que insuperables. Así que
para el 72/73 nos decidimos por una
estrategia dual: perfeccionamiento de
una guía de procesamiento preparada
por Lucia Frick y el procesamiento ma-
nual, utilizando la guía. También había
que hacer una capacitación intensiva
de los técnicos de campo para el cierre
de las carpetas, tratando de que ingre-
saran los datos en la oficina central de
la forma más perfecta posible. Vimos
que esa tarea atrasaría mucho el traba-
jo de los técnicos de campo, por ello
diseñamos una serie de pruebas de
consistencia y capacitamos a dos es-
tudiantes de San Carlos, el “Colorado”
Bonilla y Carlos Díaz, en su aplicación.
Estos dos muchachos trabajaron muy
bien y en poco tiempo participaron de
la mayoría de los trabajos, como dos
técnicos más.
¿Era obligatorio llevar registros si
se tomaba un crédito de la Comisión
Honoraria del Plan Agropecuario?
No, si bien era la primera idea tanto
a nivel del Plan como del BIRF que se
exigiera que los productores llevaran
registros para aceptar la solicitud de
crédito. Después de ver que el 90%
de los productores ganaderos ni siquie-
ra sabía cuántos animales tenían (no
existía ni DICOSE ni trazabilidad) logré
disuadir a las autoridades en favor de
un enfoque que se concentraba en los
que mayor capacidad e interés tenían
de participar y a los que teníamos capa-
cidad de asistir.
Era una novedoso ¿Cuántos pro-
ductores llegaron a llevar las Car-
petas Verdes? ¿Cuál era el “gancho”
para llevar registros?
Para el ejercicio 1972/73 llegamos a
tener casi 300 carpetas procesables.
“Gancho“ prácticamente no había, a
excepción de 30 balanzas hidráulicas
que se distribuyeron entre producto-
res que se disponían a llevar registros
de potreros. El incentivo mayor era la
devolución de los datos una vez pro-
cesados, y su análisis con el técnico
del SERPA. Esto, a su vez, constituía
el “talón de Aquiles” de las carpetas,
al haber muchas carpetas por técnico
de campo. Ello llevó también a atrasos
considerables en la entrega. Nunca
más llegamos a un número mayor.
¿Cómo se analizaban? ¿Se discu-
tían?
Se analizaban individualmente. Luego,
los grupos CREA comenzaron con el
análisis en grupo, lo que contribuyó a un
mejor aprovechamiento.
¿Cómo valora el trabajo que realizó
en Uruguay?
Mi mayor satisfacción fue al visitar el
Uruguay en el 2002, cuando encontré
mucha gente que llevaba las Carpetas
Verdes, e incluso varios hijos de produc-
tores que habían llevado carpetas, como
asesores de grupos, que hacían llevar
las carpetas a, prácticamente, todos los
integrantes. Y eso que la Carpeta Verde,
concebida para productores ganaderos
y de muy limitada utilidad para otros sis-
temas, no fue prácticamente adecuada
a otros sistemas de producción ni a los
grandes cambios que sufrió el sector
agropecuario en lo que va de este mi-
lenio.
¿Cuáles fueron las dificultades más
grandes para llevar los registros?
Las mayores dificultades radicaron
en la falta de costumbre, tanto de pro-
ductores como de técnicos, de manejar
datos económicos. Esto, agravado por
la desconfianza del uso que se pudiera
dar a nivel de gobierno a esos datos y
por el nivel de inflación, que dificultaba
una clara división entre ganancias me-
ramente especulativas y reales. Sé que
varios técnicos del Plan llevaban religio-
samente las carpetas, las procesaban
ellos mismos ya en los meses de julio
o agosto, es decir mucho antes que el
SERPA, y las usaban para su trabajo en
sus establecimientos y en el Plan, pero
no las entregaban al Plan, básicamente
por desconfianza. Lo curioso es que les
daba como vergüenza admitirlo, y en un
caso me entere recién en ocasión de mi
visita de trabajo en el 2002, es decir tras
casi 30 años.
Si bien las Carpetas Verdes nacieron
hace más de 45 años, en otro tiempo y
en otra institución como fue la Comisión
Honoraria del Plan Agropecuario, que
antecedió al Instituto Plan Agropecuario,
este método de registración continúa
siendo una herramienta más que nece-
saria para conocer la empresa ganadera
y para que los productores tomen deci-
siones prediales con información certe-
ra y confiable.
Foto: Plan Agropecuario