Revista del Plan Agropecuario N° 154 - page 52

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GANADERÍA
¿Oportunidad o amenaza?
Esta realidad que se describió an-
teriormente va a tener diversas con-
secuencias, como todos los escena-
rios de la vida. Está en cada uno de
nosotros o del sector en su conjunto
que la misma se convierta en una
oportunidad o una amenaza.
Por un lado tenemos el stock vacu-
no más alto de la historia que pue-
de darnos la oportunidad de poder
responder al gran mercado de carne
vacuna que tiene abierto el país, que
inclusive incluye a los de más alto
valor en la medida que se pueda
concretar el ingreso a Japón. Esto
siempre y cuando la “cadena” de
carne bovina tenga el “aceite” ne-
cesario para que la misma funcione
armónicamente para poder tomar la
velocidad necesaria para que esa ar-
monía perdure en el tiempo. Es una
amenaza en la medida que lo valores
de las haciendas bajen por una sobre
oferta de ganado ante complicacio-
nes en las pasturas por condiciones
climáticas adversas.
Es un stock que tiene una canti-
dad de vacas de cría históricamente
elevada para lo que es el país, ubi-
cándonos en valores del entorno al
36% sobre el total del stock vacuno.
Sin embargo cuando nos compara-
mos con el resto de los países ope-
radores en el mercado de la carne
vacuna, nos queda mucho camino
por recorrer (por ejemplo Australia
tiene un 51% de vacas de cría sobre
el total del stock). Esto nos permite
tener un abastecimiento de terneros
considerable, como para mantener
una faena mayor a la actual (algo
más de 2.5 millones de cabezas) sin
que el stock nacional baje. De todos
modos, con esa faena y algo de la
exportación en pie (150 mil reses), la
extracción del país apenas sería algo
superior al 20% (la tasa de extrac-
ción de Australia se ubica en valores
cercanos al 30%).
En otro orden, existe un buen
abastecimiento de hembras de re-
posición como para poder soportar
una faena mayor de vientres (vacas
y vaquillonas) en la medida que la
demanda genere una corriente de
mercado importante.
Con respecto a los novillos, se
viene recuperando de niveles his-
tóricamente bajos aunque mayori-
tariamente es de animales jóvenes,
lo que amerita hacer inversiones en
alimento como para poder engordar-
los. Eso requiere que los valores se
tonifiquen y estabilicen como para
que los productores se vean motiva-
dos para poder hacer esas inversio-
nes necesarias. Esto redunda en el
comportamiento de los productores
a todos los niveles, llegando a la cría
con la generación de terneros y que
la misma se mantenga en los valores
actuales o inclusive aumente.
Pero la realidad actual de las pasturas
es un elemento a atender con mucho
cuidado. Las naturales prácticamente
perdieron el crecimiento otoñal, aun-
que hay zonas con elevada disponibi-
lidad de forraje producto de las altas
producciones de verano, pero de es-
casa calidad. Y en términos genera-
les, las pasturas sembradas están re-
trasadas por la falta de agua y como
consecuencia van a dar pastoreo más
tarde de lo normal. Existen zonas y
casos particulares con mayores di-
ficultades donde el enfrentamiento
del invierno va a ser más complica-
do que el resto. Los puentes verdes
no escapan a esta realidad, pero es
un nuevo elemento que puede jugar
un rol importante como aporte de ali-
mento para engorde. También la baja
en los precios de los granos puede
constituir una oportunidad para en-
gordar animales. Todo este desafío
de producir más evidentemente está
directamente asociado a un uso “res-
ponsable” en el uso de los recursos
suelo, agua y pasturas, tanto natura-
les como artificiales, y eso se logra
con capacitación, asistencia técnica,
entre otras cosas.
En el mismo sentido, si bien es co-
yuntural, es clave a nivel de predios
y por lo tanto con alcance sectorial,
sortear esta situación de existencia
de forraje de baja calidad que se va
a dar durante el invierno por efecto
del déficit hídrico, con el menor daño
posible lo que se logra tomando de-
cisiones de ajuste de los procesos y
con insumos que puedan mitigar los
posibles daños que se puedan dar,
anticipándose. Un ejemplo claro es
el uso estratégico de la suplementa-
ción, pero utilizada con todos los co-
nocimientos disponibles para lograr
los efectos deseados.
Quiere decir que, a pesar de la si-
tuación actual de déficit hídrico, el
panorama general de la ganadería
vacuna de carne de nuestro país
está en muy buenas condiciones
para responder a una mayor faena
sin resentir el stock, permitiendo
producir mayor cantidad de carne y
de esa forma aumentar las exporta-
ciones. Está en el sector que esta
situación sea una oportunidad de lo-
grar esa mayor producción y no una
amenaza que redunde en liquidacio-
nes con bajas de precios y en defini-
tiva sea una marcha atrás en todo el
proceso.
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