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hemos cuidado ha mantenido su po-tencial, lo cual habla de su resiliencia y de su resistencia. La carga de un sistema ganadero como el nuestro supone una multiplicación por 10 de la carga original del sistema prístino. Esta alteración descomunal de la carga no parece sostenible indefni-damente sin hacer nada. Debemos intervenir con medidas pastoriles y algunas no pastoriles. Dentro de las pastoriles se encuentran el ajuste de carga, el manejo del pastoreo, las subdivisiones, las fechas de entore, los momentos de venta, etc. Dentro de las no pastoriles podemos citar la introducción de especies, la fer-tilización, el riego, los suplementos. Las medidas pastoriles se basan en potenciar la captación de la energía del sol; las no pastoriles, en el fondo también, pero necesitan petróleo. Ambas se complementan.
No sé si el momento es ahora; el ganado paró de valorizarse a ta-sas altas desde 2011 y la tierra vale
mucho. Parece que estamos en un momento de toma de decisiones. La expresión es dura pero muy clara: los productores hasta ahora rentabi-lizan el atraso y que nadie se ofenda. Mantienen cargas altas, degradan el campo natural y obtienen baja pro-ductividad. No son malos, ni pere-zosos, ni ignorantes; son racionales y por eso les va bien. Tal vez ahora haya oídos atentos para potenciar productivamente a las pasturas nati-vas que continúan siendo un recurso dormido esperando su oportunidad. Además nuestro campo natural es uno de los pilares de la naturalidad de los sistemas. Funciona con ener-gía solar y nuevamente se arregla con alambre como lo hizo hace alre-dedor de 150 años atrás.
Si de verdad queremos tener un Uruguay Natural, el buen manejo del campo natural es ineludible. Es un tesoro a la espera y podemos trans-formarlo en un seguro para el futuro. El Plan Agropecuario es un gran
ejemplo de cambio. Es una institu-ción resistente y resiliente. Su ori-gen fue el intento de introducir el modelo neozelandés de fósforo y fjación biológica de nitrógeno. Este modelo, en esencia fracasó, aun-que dejó mucha enseñanza. Ahora el Plan Agropecuario es un instituto que sabe mucho de campo natural y también conoce a la gente que en él trabaja. Si estoy en lo cierto en cuanto a que existe la oportunidad de revalorar a las pasturas nativas, hoy veo con entusiasmo que existe apoyo político y que instituciones como INIA y la Facultad de Ciencias también están trabajando fuerte, mientras la de Agronomía sigue en-señando sobre la base sólida dejada por el maestro, Bernardo Rosen-gurtt. Él fue quien dijo:
“Conservemos con cuidados inf-nitos nuestro patrimonio pratense, simultáneamente nacional y privado, para transmitirlo íntegro a las gene-raciones venideras”
Foto: Plan Agropecuario
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