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« Previous Page Table of Contents Next Page »50 RECURSOS NATURALES
A partir del cuadro 1, el productor puede disponer de un estimador para conocer cuántas de esa siembra real-mente nacen y son capaces de produ-cir una planta viable.
Se habla de porcentaje de nacimien-to, en pasturas se habla de porcentaje de instalación. Este dato se puede lo-grar comparando el número de plan-tas que nacen en la chacra por metro cuadrado, con el peso de las 1000 semillas, porcentaje de pureza y por-centaje de germinación del lote. Por ejemplo, para el caso de festuca, con una densidad de siembra de 12 kg/ha (90% pureza y 80% germinación) y las características del cuadro anterior, el potencial es de 350 plantas por metro cuadrado. Si por ejemplo, un produc-tor logra 100 plantas nacidas por me-tro cuadrado, indica un porcentaje de instalación del 28,6%. Si esto ocurrie-ra en los resultados de preñez de un rodeo, sería un fracaso. La pregunta es entonces, ¿por qué cuando ocu-rren estos fracasos a nivel de pasturas no nos preocupamos de igual mane-ra? ¿Conoce usted cuantas semillas nacen por metro cuadrado?
• Elección de especies y variedades La elección de la especie a implan-tar dependerá del tipo de suelo y topografía (profundo, o superfcial-lomada, ladera o bajo), presencia de malezas, época del año que se re-quiere forraje (invierno o verano) y del sistema productivo (cría, invernada o lechería).
Los benefcios de incluir en las pasturas leguminosas y gramíneas son:
• Aumentar la producción de leche y/o carne.
• Recuperar la fertilidad de los sue-los agotados por la agricultura. • Producir alimento de alta calidad a menor costo que los verdeos anua-les.
• Producir excedente de forraje para transferir a épocas de escasez. • Producción más estable durante el año.
Al momento de elegir las mezclas es
necesario buscar aquellas especies que admitan un manejo semejante, de manera de favorecer la comple-mentariedad. En términos más senci-llos: elegir la mejor compañera. Las mezclas forrajeras con mejores resultados desde el punto de vista productivo y persistencia para nues-tras condiciones, se pueden dividir en dos:
a) de larga duración: son praderas que bien manejadas deberían durar 4 años. Una alternativa puede ser la mezcla de trébol blanco/Lotus corni-culatus, en asociación con una gramí-nea perenne como festuca o dactylis. Si las características del suelo lo per-miten, otra alternativa de alta produc-ción es alfalfa sola o en mezcla con dactylis o cebadilla.
b) de corta duración : tienen una persistencia de 2 años. Una opción posible es la mezcla de raigrás más trébol rojo, con la eventual inclusión de achicoria.
Un aspecto muy importante a tener en cuenta es no mezclar gramíneas perennes con anuales, ya que se genera competencia, en desmedro de las perennes. Se recomienda no incluir raigrás a las praderas de larga duración.
La elección de algunos de estos ti-pos de pasturas dependerá de las necesidades de forraje, el nivel de en-gramillamiento o presencia de otras malezas difíciles de controlar, tipo de suelo y por la preferencia de quien toma las decisiones.
Manejo a la siembra
La siembra es uno de los momen-tos más importantes en la vida de la pastura. El objetivo es colocar la semilla en las mejores condiciones, para lograr la emergencia de la ma-yor cantidad de semillas, en el menor tiempo posible y de manera unifor-me. Esto ocurrirá si se logra un buen contacto semilla-suelo y se garantiza una cantidad de agua adecuada para que la semilla pueda germinar. Para maximizar los resultados se debe lograr: una buena cama de siembra; elección de la época de siembra; equipo sembrador que
controle la profundidad de siembra; semilla de calidad; adecuada fertili-zación y personal capacitado.
Buena cama de siembra
En siembra directa, la clave para lo-grar niveles adecuados de humedad en el suelo, es lograr un suelo con buena cobertura rastrojo muerto lo más “anclado posible”, como dicen algunos tamberos “el ultimo pasto-reo es para el campo”.
Época de siembra
La época apropiada es otoño (abril-mayo), ya que en esta estación del año se dan condiciones de humedad y temperatura adecuadas para una rápida germinación y desarrollo de las plántulas y fundamentalmente, la instalación temprana de un buen sistema radicular. Durante el invier-no, la disminución de la temperatu-ra, provoca un menor crecimiento aéreo; sin embargo afecta en menor grado a las raíces porque poseen temperaturas críticas más bajas que la parte aérea.
En nuestras condiciones, la siem-bra en primavera puede tener bue-nos resultados, pero existirá una mayor competencia por parte de las malezas, además del riesgo de llegar al verano con menor desarrollo radi-cular, lo que en situaciones de es-trés hídrico, podría estar comprome-tiendo la persistencia de la misma.
Densidad, distribución y profun-didad de siembra
La densidad de siembra depende fundamentalmente del peso de la semilla, tipo de siembra (al voleo o en línea) y si son praderas mezclas o puras. Como guía se puede utilizar la información del cuadro 2:
La distribución de la semilla, es un aspecto al que no se le presta mu-cha atención; la mayoría de las ve-ces por falta de conocimiento o por no poseer la maquinaria apropiada para lograr buenos resultados. Hay especies que necesitan una distribu-ción más equidistante entre plantas, como por ejemplo las gramíneas pe-rennes (festuca, dactylis), o la alfal-
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