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narios, intelectuales, pero que hayan sufrido, que hayan tenido barro en los zapatos, porque los intelectuales de escritorio, cansan. Esto por ejem-plo, es lo que hace al éxito de Nueva Zelanda y Australia. Eso era lo que tenía el Plan, la gente andaba. Hay que estar siempre atentos a las crisis, tener ideas, siempre tener ideas, leer, conversar, discutir y pla-nifcar. Hay que estar atento a todo nivel. Recuerdo que se quería cerrar el Plan; las intenciones de la época eran claras y nos movimos, conver-samos a nivel parlamentario para que no sucediera y dio resultado. Creo en la gente joven, es un mun-do que está para ser manejado por gente joven y conducido por gente de experiencia, por eso es impor-tante formar equipos. Lo que hay que saber es aprender a resolver, no discutir y discutir. Acordémonos que es un país chico con poca población

que vive y sobrevive porque puede exportar y para hacer eso se debe actuar rápido, conocer mercados, salir y producir en función de eso. Igualmente hay que tenerle miedo a la mediocridad, como dijo Jose In-genieros “los mediocres son peren-nes” y su mejor manera de actuar es trancando. Hoy este país es diferen-te, hoy la carne ha logrado algo que en los 90 lo soñamos.

Sigo creyendo que el Plan es una herramienta formidable y sigue en la misma política de seguir incorpo-rando gente nueva que se forma con técnicos experientes, lo cual es de un valor importantísimo. El mundo claramente es de los jóvenes, en esta dinámica de aprendizaje y cam-bios bruscos necesitas gente joven, tenemos que ir lo sufcientemente rápido para avanzar pero lo sufcien-temente lento para que te sigan, ese

timing solo lo puede dar el aprender

con gente que conoce el sector. Cuando hicimos el viaje a Oceanía nos cambió, era el año 1987. La gen-te del Plan se debe acordar que en ese año todavía las ofcinas no te-nían Fax. Obviamente no existían los celulares, Internet y mucho menos las redes sociales. La televisión solo era la de aire. Vimos claramente el cambio que se venía, obviamente no la dimensión ni el impacto que tuvo. Imagínense tratar de trasmitir eso a un escenario de endeudamiento muy alto y con escasa y nula renta-bilidad. Hoy lo que podemos decir es, que no hay marcha atrás, que los cambios serán permanentes, que el conocimiento es la herramienta y que hay que estar al lado de los productores para asesorarlos de la mejor manera posible, la incertidum-bre es permanente, porqué él tendrá que seguir produciendo un alimento de la mejor calidad posible.

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