UNA FORMA DE ASISTENCIA TECNICA PARA LOS PRODUCTORES DE CEREALES DEL CENTRO DE FRANCIA
Ing. Agr. Percival Bono
Introducción
Con motivo de una conferencia que tuve que dar en la región del Berry, se me dió la oportunidad de entrar en contacto con una forma bastante original de asistencia técnica. Tiene algo parecido a la de los grupos CREA, pero tal vez una de las diferencias más importantes es el sentido de autoridad que emana por parte del técnico, tanto en la transmisión de conocimientos como en las relaciones personales con los miembros del grupo. En una región donde existen numerosas fuentes de transferencia de tecnología (gratuita) resulta sorprendente el hecho de que un número cada vez más importante de productores han optado por esta alternativa (no gratuita). Lo han hecho porque la moderna agricultura cerealera requiere una sofisticación muy especial en la selección de las técnicas que deberán aplicarse para obtener una rentabilidad aceptable. La performance del "consejero técnico" es lo que determina la calidad del grupo y la misma es juzgada sobre la base del resultado financiero de cada año. Naturalmente, el consejero no decide cuando, donde y cuanto debe llover, ni tampoco tiene influencia sobre el nivel de precios del mercado internacional o la política de subsidios que se aplicará en un año determinado, pero sus conocimientos son suficientemente profundos y pragmáticos para orientar a sus clientes hacia el objetivo de lograr la mayor rentabilidad posible de su explotación. Obviamente, sólo ciertos aspectos pueden ser extrapolados al contexto uruguayo.
La región y las instituciones
El Berry, capital Bourges, está situado en el centro de Francia y ha sido en el pasado una zona de producción ovina alternada con importantes superficies boscosas. Después de la segunda guerra mundial y con la llegada de los fosfatos, la agricultura se implantó principalmente sobre las zonas desforestadas. La aparición del fósforo significó un cambio determinante en la producción de la región que se convirtió rápidamente a la cerealicultura. Este proceso ocurrió entre los años 1950 y 1980. Los suelos son de fertilidad mediana, el clima es continental con inviernos húmedos y fríos y veranos secos. El trigo es la especie mayormente cultivada, junto con la cebada, alternándose en rotación con la colza, el girasol o el maíz regado. Las variedades provienen en un 90 % de la investigación privada y son distribuidas a través del circuito comercial. Los insumos, principalmente fertilizantes, pesticidas, herbicidas, son distribuidos en general por las cooperativas o algunas firmas privadas. La comercialización se hace también por intermedio de las cooperativas aunque los molineros establecidos en la región son muy activos. La ganadería se encuentra distribuida en las zonas de suelos inferiores y está principalmente basada en la cría y el engorde, predominando la raza Charolais. Los novillos se venden por lo general a los dos años y medio y siguen un regimen de pastoreo en praderas cultivadas y suplementación con grano y heno. Los pesos, a esa edad alcanzan promedios de 550-570 kgs.
Los rendimientos de trigo en la región varían entre 7 y 7.5 toneladas por ha. Los precios promedio son de alrededor de 660 Francos por tonelada (US$ 90) a lo que se le debe agregar un subsidio de 2000 Francos por ha.(US$ 277) lo que totaliza un ingreso bruto que promedia los U$S 900 por ha.
La red vial y las estructuras de servicios, como es el caso en la mayoría de las regiones de Francia es de muy buena calidad y ofrece una excelente cobertura territorial.
Los sistemas de extensión o transferencia tecnológica en Francia en general y en el Berry en particular son numerosos. Tienen distintos orígenes pero están concentrados por lo general en las Cooperativas y en las Cámaras de Agricultura regionales. Asimismo los vendedores de insumos, principalmente fertilizantes y pesticidas proveen también asistencia técnica, pero como sucede en muchos países, la misma está más que nada orientada hacia la venta de sus productos. Todos esos servicios son gratuitos. Lamentablemente, no todas las Cooperativas ni las Cámaras de Agricultura tienen una actitud objetiva en lo que se refiere a las recomendaciones de una u otra técnica (o uno y otro producto) y algunas de esas instituciones parecen tener considerables intereses creados en la venta de insumos y en la comercialización del producto final (principalmente granos). El resultado de esa situación es una asistencia técnica distorsionada por los intereses comerciales, lo que ha llevado a un número de productores cada vez más importantes a buscar otras fuentes de asistencia más objetiva, de mayor calidad…y de mayor honestidad profesional.
Un ejemplo de asistencia privada
La iniciativa se genera por lo general en un grupo de productores desconformes con lo que han obtenido de la asistencia oficial o comercial. Ese grupo a través de contactos informales decide explorar la posibilidad de reclutar un agrónomo experimentado, con una sólida trayectoria técnica y modernos conocimientos de finanzas e informática. Aún cuando el número ideal de productores por grupo es de 10 personas, puede darse el caso de que dos o tres grupos se unan. La metodología adoptada hace que el aumento del número de productores no afecta la calidad de los servicios suministrados.
La asistencia consiste en la planificación, de común acuerdo con el productor, de las siembras que se piensa realizar durante el año. Aún cuando la región del Berry produce cultivos de invierno, principalmente trigo y cebada, también se siembran oleaginosas como colza y girasol así como un poco de maíz bajo riego. El programa de siembras se define después de haber realizado la primera visita a la propiedad. Esa visita constituye un momento de gran importancia porque salvo circunstancias excepcionales el técnico raramente volverá a visitar la explotación. Por eso, durante esa primer visita, recoge la mayor cantidad de información posible, la que le servirá posteriormente para tratar los problemas que le serán presentados durante el transcurso del año agrícola.
Los productores tienen un alto nivel de equipamiento, tanto en calidad de maquinaria como en número de unidades en relación a la superficie de la propiedad. La tendencia (posiblemente exagerada) es la de reemplazar los equipos una vez cada tres años. Todos los productores tienen una sólida experiencia personal en el manejo, mantenimiento y reparación de equipos agrícolas. La mayoría proviene de familias de agricultores, pocos han pasado por alguna escuela técnica y raramente se encuentran Ingenieros Agrónomos en esos grupos. Son perfectamente conscientes de la necesidad de tener un excelente asesoramiento, tanto en la parte técnica como en los aspectos contables y fiscales de la explotación. Están siempre actualizados sobre los cambios de la política agrícola de su país y de la Unión Europea.
El técnico está a disposición de los integrantes del grupo para discutir y eventualmente resolver la aparición de problemas en los cultivos. Tiene horarios de guardia, como los médicos y el diálogo se realiza telefónicamente por fax o e-mail. En el caso de que la situación o el problema no estén claramente definidos, el técnico se desplaza hacia el cultivo para dar una respuesta más ajustada, pero eso es bastante excepcional. El sistema parece funcionar.
El técnico produce 3 publicaciones anuales de unas 20 páginas cada una. Por lo general esas publicaciones contienen un análisis exhaustivo del comportamiento de los cultivos durante ese año, la respuesta a los fertilizantes, la performance de las distintas variedades, la calidad del producto, los niveles de precio y subsidio obtenidos, etc. Se realiza asimismo una reunión mensual en cada una de las propiedades en la cual se discute el comportamiento de los distintos cultivos. Al finalizar la reunión se plantean eventuales problemas que hayan surgido y se discuten eventuales tácticas correctivas, buscando en todos los casos la mayor rentabilidad de las soluciones propuestas. La comercialización de los cereales es también uno de los temas frecuentemente debatidos una vez terminada la cosecha.
Una o dos veces por año se organiza un viaje al exterior del país o a algunas de las regiones de Francia que tienen la misma vocación cerealera del Berry. Los ensayos varietales no son realizados por el técnico sino por el sector público, que lo hace con eficacia. Por otra parte el técnico lleva a cabo varios ensayos por año sobre distintos aspectos particulares de la producción que no son seguidos por las instituciones públicas, tales como la eficacia de un herbicida, el manejo óptimo de la opción trigo después de trigo, etc. El esfuerzo principal del componente experimental busca sobre todo determinar de que manera se puede obtener el mejor resultado de un pesticida, un sistema de riego, un herbicida, etc. Como resultado de esa experimentación se desarrollan programas informáticos que son utilizados por los productores para su aplicación directa. Entre ellos, los más conocidos son el programa de manejo de la fertilización, del riego, de la determinación de la densidad de siembra, etc.
Dos o tres veces por año el técnico organiza una reunión de todos los productores con la participación de conferencistas que desarrollan temas especiales tales como "La relación de los agricultores con la prensa especializada", "El futuro de la cerealicultura en el contexto mundial", "Las posibles modificaciones de las políticas de subsidios de la Unión Europea", etc.
Los honorarios del técnico varían de acuerdo con la superficie de la explotación pero promedian 30 Francos franceses por há y por año (US$ 4,50) cuando se trata de propiedades de 300 a 400 has. A medida que aumenta la superficie, disminuye el precio hasta descender a 26 Francos (US $ 3.70) por há y por año cuando se llega a las 1000 has. El contrato es anual y puede rescindirse en cualquier momento.
Conclusiones
¿Porqué este tipo de asistencia encuentra cada vez más adeptos a pesar de que el sub-sector cerealero ofrece a los productores soluciones mucho más económicas (en realidad gratuitas). La primera razón ya la hemos mencionado cuando señalamos la tendencia de algunos servicios oficiales a favorecer ciertas soluciones "orientadas comercialmente" y en algunos casos carentes de objetividad. La segunda razón es el efecto "calidad". Por lo general y salvo pocas excepciones, la calidad de los cereales producidos por el grupo es superior al promedio de la zona y los precios obtenidos son del 12 al 15 % superiores a la media. La otra razón también la hemos indicado cuando nos referimos a las exigencias de una agricultura sofisticada y de alto costo como la que actualmente se practica en la Unión Europea, de contar con las técnicas más modernas y eficaces de producción, cuyos resultados deben ser medidos en términos financieros. Para lograr ese objetivo, los productores más sagaces se han dado cuenta de que es necesario recurrir a los profesionales más competentes, mejor informados y con sólidos conocimientos de economía e informática. En ese sentido, la experiencia ha demostrado que el costo aparentemente elevado de ese tipo de servicio (especialmente si se compara con fuentes alternativas de asistencia gratuitas) es altamente rentable. Y está cada vez más difundida la opinión en el sector productivo de que ahorrar en conocimiento, inteligencia y experiencia es un pésimo negocio, especialmente cuando el precio que se paga no excede los US$ 4.50 por há y por año.