AYER ESTUVIMOS ……

En el establecimiento de Alcides Fernández

Ing. Agr. Raúl Gómez Miller

Ing. Agr. Andrés Ferrando

Instituto Plan Agropecuario



En el paraje Paso de la Cadena del departamento de Canelones, Alcides Fernández desarrolla una explotación lechera, que ha venido consolidando con el correr del tiempo. Hace algunas semanas llegamos hasta el predio para conversar con su titular sobre la filosofía de trabajo que ha mantenido en estos años.

¿Cómo fueron los comienzos?

Hace casi 30 años recibí de mi padre 24 hás. y 5 vacas lecheras. Con el entusiasmo lógico de todo muchacho empecé a trabajar por la cuenta tratando de hacer producir ese capital, pero ya a los pocos días tuve el primer tropiezo. Al hacerle la inspección a las vacas, el veterinario me descartó 2 por problemas sanitarios; de un día para el otro se me había reducido el stock en producción prácticamente a la mitad, pero fue una buena enseñanza. En este rubro uno tiene que acostumbrarse a los imprevistos y reaccionar rápido para sobreponerse, el tiempo me enseñó que ese tropiezo no sería el único.

La primera decisión fue mejorar al máximo aquellas 24 hás. para producir a plena capacidad. Desde las primeras remisiones, recuerdo que eran de unos 14 litros diarios, crecimos a razón de un 17 % anual acumulativo durante más de 25 años (hasta 1998).

¿De que manera se consiguió eso?

Nuestra intención fue siempre ir aumentando el área de la explotación, para mejorar la escala, e implantar praderas en cada pedazo de campo que se iba incorporando. Esta línea de trabajo nos permitió crecer en las épocas buenas y el endeudamiento que se generaba se atendía con mayor producción. De esa manera se llegó a explotar hasta 300 hás en propiedad en el año 1995, en el que se tomaron otras 150 hás en arrendamiento.

Esta decisión nos obligó a acelerar el ritmo de inversiones. Como siempre la primera determinación fue mejorar con pasturas esa área, acomodándola para aumentar la carga de ganado del predio.

Las perspectivas de la leche eran muy buenas llegando en algunos momentos a valores cercanos a U$S 0.20 el litro; eso nos alentó a dar un salto importante realizando una fuerte inversión en una nueva sala de ordeñe, máquina ordeñadora y tanque de frío. Estábamos ordeñando algo más de 200 vacas y la meta que nos propusimos fue duplicar esa cantidad.

Pero para el momento en que las mejoras fijas estuvieron prontas ya el precio de la leche había tenido un importante deterioro y el Banco República no accedió a continuar atendiéndonos. Habíamos invertido U$S 180.000 para adecuar el establecimiento a ese proyecto para duplicar la producción, pero cuando requerimos un nuevo crédito para la compra de las vacas, ya en la carátula de nuestra carpeta estaba el rótulo de "suficientemente atendido". Es que las perspectivas para la leche se habían oscurecido y con eso las posibilidades de desarrollar con éxito nuestro proyecto.

¿Cómo se salió de esa situación?

Fueron momentos muy difíciles porque estábamos hasta ese momento relativamente tranquilos, con una deuda muy manejable, y pasamos a una situación muy comprometida. Pero estábamos convencidos que la decisión de agrandarnos era la correcta, además con la inversión realizada no teníamos vuelta atrás, si nos quedábamos ordeñando 200 vacas se iba a hacer muy difícil de amortizar.

Es así que recurrimos a la banca privada solicitando un crédito de U$S 75.000 para comprar otras 200 vacas.

Esto fue promediando el año 98, y en ese momento debíamos todo lo que teníamos pisando el campo, tanto animales como herramientas. Es decir que liquidando todo el capital semoviente apenas cubríamos las cuentas, …. pero teníamos una gran fe en las lecheras.

Incluso pudimos comprar un buen ganado relativamente barato debido a la caída en el precio de la leche. Es decir que hasta en los malos momentos hay que saber buscar el lado positivo, esto es una máxima que hay que aprender de memoria para continuar en el campo.

¿Cuál fue la evolución desde entonces?

Dio para cumplir nuestras perspectivas, duplicamos en poco más de 2 años la producción y financieramente vamos saliendo; ya se amortizó el 70% del crédito con la banca privada y hemos llegado a un acuerdo para atender nuestra deuda con la banca oficial. Ésta obviamente va a requerir ahora un porcentaje bastante menor del total de leche producido, por lo tanto creo que el peor momento ya ha pasado. Máxime teniendo en cuenta que en este lapso tuvimos que padecer la sequía del año pasado y aun así continuamos aumentando la producción.

Los números de los últimos 2 años son lo siguientes:
 
1998 / 99
2000 / 01
Vacas en ordeñe invierno 
130
300
Vacas en ordeñe primavera
220
450
Remisión anual (litros)
1.200.000
2.300.000

 

¿Qué medidas de manejo se tomaron para permitir esta evolución?

Básicamente se pueden resumir en 3 grandes medidas: fecha de parición, sistema de siembra y utilización de la pastura.

* En lo referente a fecha de parición, contrariamente a lo que históricamente hicimos, es decir el mayor porcentaje de partos en otoño, para obtener las bonificaciones de precio invernales, pasamos a pariciones de primavera. En la actualidad de hecho el 70 % de nuestros partos se da del 10 de agosto en adelante. Estos son campos con muy buena productividad en primavera y verano y perdíamos ese potencial forzando el sistema con el grueso de las vacas ordeñándose en invierno.

Con el tiempo fuimos evaluando esta situación y nos decidimos a cambiar, se daban no solo problemas de comida más cara sino también de manejo. En cuanto a la comida teníamos que recurrir a mayor cantidad de concentrado y uso de reservas por litro producido en invierno encareciendo la dieta y a estos valores del producto no nos parecía muy sostenible. En cuanto a manejo teníamos importantes problemas de barro, ya que nuestro campo es alargado con el tambo en un extremo, y las vacas están obligadas a largas caminatas en invierno entre el barro y con temporales.

Obviamente hoy se mantiene un cierto porcentaje de vacas ordeñándose en el invierno, pero tratamos de manejar las necesidades de las vacas en coordinación con la producción de pasto en el campo.

De hecho fuimos haciendo ajustes, al principio empezamos a hacer parir las vacas sobre el 20 de julio pero fuimos corriendo las pariciones y ahora se inician el 10 de agosto, que en estos campos es cuando recién empieza a verse volumen de pasto. Esto nos lleva a realizar la inseminación entre el 1º de noviembre y el 10 de enero.

Mantenemos el compromiso de asegurarle a la empresa a la cual remitimos leche una producción mínima de 1.500 litros diarios para los meses invernales, pero con este esquema no hay problemas para cumplirlo.

* En cuanto a sistema de siembra desde hace 5 años implantamos todas las pasturas con siembra directa. Tomamos esa decisión obligados por las circunstancias, ya que al momento de arrendar las 150 has. el equipo de maquinaria que teníamos no nos daba para poder dar cumplimiento a todas las siembras. La alternativa era entonces cambiar tractores e implementos por otros de mayor potencia y rendimiento, lo que suponía una inversión de U$S 100.000. Después de darle vueltas al asunto nos decidimos a comprar una buena sembradora de directa, que nos permitía seguir trabajando con los mismos tractores y la inversión fue de la cuarta parte. De esa manera intensificamos el uso de la siembra directa con muy buenos resultados, ya que nos permite sembrar cuando queremos hacerlo, tenemos mucho menos problemas de piso en las praderas y verdeos y hemos reducido al mínimo los riesgos de erosión, que en un sistema de trabajo tan intensivo como es el tambo siempre son de difícil manejo.

* Y en lo que refiere al tercer punto que comentaba, utilización de pasturas, estamos aprendiendo todos los días.

Hasta que nos decidimos a aumentar la carga, teníamos praderas lindas de ver, vacas en muy buen estado y buenos niveles de producción individual.

Sobraba pasto, incluso había épocas que las vacas destrozaban más con las patas de lo que comían, se cosechaba semilla fina, en fin había una cierta abundancia concentrada en algunos meses que nos estaba dando la señal que teníamos mucho para hacer en la utilización del forraje.

Así fue que llegamos a manejar una vaca en ordeñe por há.; ahora las vacas están algo faltonas, no dan individualmente grandes volúmenes de leche y las pasturas no lucen tan exuberantes, pero en la misma área estamos sacando el doble de leche (habiendo pasado incluso por la tremenda sequía de un año atrás). Todo eso en base a una carga ajustada, aprovechando hasta el último pasto.

¿Cómo se arma la dieta del ganado?

La base principal es el pasto, que como decíamos se trata de aprovechar al máximo, las reservas se hacen en base a fardos (lo que nos da la pauta de que todavía está sobrando pastura) y afrechillo.

Hemos decidido no hacer más silo de maíz, porque en nuestras cuentas el costo por tonelada de materia seca andaba en los U$S 60, además al no tener estructuras fijas de piso de hormigón el desperdicio era importante, asi que si sumábamos todas las pérdidas el costo se arrimaba a U$S 100 por tonelada; en definitiva concluimos que a esos costos no nos resultaba rentable mantenerlo en la dieta.

En lo referente a concentrados, nos aburrió el hecho de que cada vez que traíamos un nuevo viaje nos cambiaba la fórmula, o bien en la etiqueta aparecía sorgo y/o maíz y/o trigo y/ o etc. Optamos por racionar solo con afrechillo, sabemos que el producto es consistente durante todo el año y más barato. Incluso tenemos un acuerdo con un molino de la zona por el cual le adquirimos al contado todo lo que necesitemos, de acuerdo al presupuesto que elaboramos, y logramos un mejor precio.

El secreto de la rentabilidad en el tambo se consigue en base a las pequeñas economías, que sumadas en la escala conducen a lograr un aceptable margen.

Tenemos muy claro que si queremos ganar dinero debemos producir leche por debajo de los U$S 0,10 de costo y si gastamos mucho en darle de comer a las vacas las cuentas no cierran.

¿Cuáles son las inversiones de prioridad?

La última inversión que realizamos fue una represa para regar por gravedad. Con ella podemos regar 60 has. lo que nos fortalece la posibilidad de tener buenos volúmenes de pastura en verano, es prácticamente un seguro de producción. Hicimos la taipa y los canales de riego con nuestra propia maquinaria (trailla y pala niveladora), usando tiempos muertos.

Estimamos que el costo total de la obra es de alrededor de U$S 3.000, lo que consideramos muy económico. Es otra muestra que se alinea con nuestra filosofía de trabajar con costos controlados; estoy seguro que si la obra se hubiera contratado nos habría salido 6 o 7 veces más.

 ¿Cómo es el manejo del personal?

Aquí todos estamos interesados en sacar mucha leche y de buena calidad, ya que la mayor parte del salario está compuesta por los incentivos por producción. Así el trabajo de quien insemina, de quien ordeña, del vaquero que arma las parcelas, está íntimamen- te relacionado para el resultado final. Por eso todos nos controlamos en el buen sentido para contribuir a ese fin.

Lla leche es consistentemente triple A, las inseminaciones se cumplen en fecha, el pasto se aprovecha; todos somos conscientes de nuestro rol.

¿Cómo ve el futuro?

Siempre con optimismo, si miramos para atrás los bajones que en algún momento hemos tenido: financieros, problemas de precio, de deudas, productivos (por 2 veces sufrimos la intoxicación del ganado lechero por raciones con problemas de aflotoxinas y cornezuelo, con mortandad de animales y una caída a pique de la producción que llevó varios meses recuperar); en fin con los avatares lógicos de esta profesión uno aprende a tomar las cosas con filosofía.

Yo me he propuesto tratar de vivir bien en familia y darles una buena educación a mis hijos. Ellos por suerte van a quedar en el campo, ya que uno estudia agronomía y la hija veterinaria, así que la sucesión la tengo asegurada.

Por lo demás uno lo que termina por aprender es que nunca deja de aprender. Si a mi me hubieran dicho hace 10 años que en este campo iba a estar con los niveles de producción que tenemos actualmente no lo hubiera creído, y sin embargo llegamos, por eso no me atrevo a pronosticar que puede pasar para adelante. Pero seguramente con voluntad y tratando de capitalizar las enseñanzas que cada día nos dan las vacas tenemos camino por recorrer.