Alquiler  de Vacas Lecheras
novedosa alternativa para financiar la producción

 
Ing. Agr. Sergio Prosper
Instituto Plan Agropecuario


Cuando un empresario agropecuario planifica su estrategia de crecimiento, elaborando un proyecto de desarrollo, o simplemente programando las inversiones que va a realizar en el futuro inmediato, el primer obstáculo que aparece, en casi todas las ocasiones, es la forma de financiarlo.
El crédito bancario ha sido, y continúa siendo, la forma tradicional de financiar el crecimiento de un establecimiento agropecuario, cualquiera sea el rubro de explotación del mismo.

Sin embargo, en los últimos años, por diversas razones el acceso al crédito se ha visto dificultado. Pasivos más voluminosos, altas tasas de interés fijo, exigencias de garantías reales en porcentajes crecientes, desinterés por parte del sector financiero privado en conceder préstamos de mediano plazo y algunas otras razones, han impedido a muchos productores agropecuarios que no cuentan con el capital suficiente, encarar programas de inversiones que les permitan tecnificar y hacer crecer sus explotaciones.

Los propios productores han comenzado a buscar y han comenzado a aparecer algunas alternativas para poder crecer sin recurrir a los bancos. Es así que, a modo de ejemplo, han aparecido diversas formas de asociaciones entre productores en busca de ampliar la escala, en el caso de grupos, o buscando especialización técnica, como ocurre en el caso de la integración vertical entre invernadores y criadores.

Mas recientemente han aparecido algunas formas novedosas de atraer capitales de otros sectores para participar financiando algunos procesos productivos en las explotaciones agropecuarias, y asumiendo el riesgo junto al productor.
Una de esas formas novedosas la constituye el alquiler de vacas, donde un inversor o una empresa aporta el capital necesario, adquiriendo vaquillonas lecheras próximas al parto y las entrega en arrendamiento a un productor lechero, quien comparte su producción con el inversor.

Existen unas cuantas modalidades diferentes de este negocio, pero la forma más común de realizarlo tiene las características que se resumen a continuación.

El inversor se hace cargo de la compra de las vaquillonas próximas y de todos los gastos de comercialización y transporte hasta el establecimiento del productor, otorgando una garantía con una cobertura de hasta tres meses por muerte durante el parto o por baja producción.
El productor recibe esta vaquillona por un período que se pacta, pero que normalmente está estipulado en cuatro años, devolviendo al inversor, al finalizar el período, un animal de las mismas características del que ingresó, o el mismo animal con un peso mínimo que se estipula entre los 450 y 500 kg.

El beneficio para el inversor comprador del ganado reside en el cobro por el alquiler de estos animales que normalmente se estipula en una cantidad de leche que varía entre 2 a 2,5 litros de leche promedio (30% cuota y 70% industria) por día.
El beneficio para el productor lechero que recibe los animales reside en la venta de la leche adicional que producen las vacas alquiladas y los terneros nacidos durante el período a lo que corresponde restarle los gastos de alimentación, sanidad y demás gastos directos que se originen por el arrendamiento, así como de la mortandad de los animales, pasado el parto.

Parece importante en este momento hacer notar que, en el momento de evaluar la conveniencia del sistema, al ingreso de venta adicional solo corresponde restarle los gastos directos necesarios para producirla y no la totalidad de los costos, que incluyen costos fijos, por lo que la ganancia por litro adicional producido, gracias a este sistema de arrendamiento, es superior a la ganancia por litro total producido en el establecimiento
Esta modalidad de asociación entre un inversor y un productor, como cualquier negocio, tiene que ser atractiva para ambas partes para que continúe en el tiempo.

Desde el punto de vista del inversor, se puede visualizar como una inversión financiera que debe tener una tasa de interés lo suficientemente atractiva como para superar la aversión al riesgo que se asume.
Desde el punto de vista del productor, es una forma de crecer sin tener que ir al banco a pedir el dinero prestado para comprar los animales, lo que posibilita que aquellos productores que no tienen acceso al crédito puedan maximizar el uso del pasto, mano de obra y maquinaria, eventualmente excedentaria.

También podría ser el caso de productores con buen balance entre su dotación de vacas lecheras y su producción forrajera, con acceso a crédito, que decidan una estrategia de crecimiento mediante la inversión en mayores áreas de pasturas financiadas en la forma bancaria tradicional, complementando el incremento de dotación por esta alternativa de alquiler de vacas lecheras.
Seguramente puede ser una solución para otras situaciones, pero lo que parece claro es que se trata de una alternativa para complementar la dotación, logrando esa cantidad adicional de vacas lecheras que por su menor costo marginal de producción, tiene un alto retorno, y no para todo el rodeo lechero donde, sería mucho mas difícil encontrar una situación de equilibrio atractiva para ambas partes.

Por último, decir que estuvimos tentados a realizar un análisis de las rentabilidades de los dos actores del negocio, pero son tantas las posibles formas de realizarlo, como las diferentes condiciones de mercado en cuanto a precio de los animales y de la leche, que creemos mejor que cada cual saque sus cuentas. 

Nosotros nos limitamos a informar de la existencia de esta novedosa modalidad a la que, seguramente, cada productor le va a encontrar la variante que mejor se adecue a sus circunstancias y va a negociar con el inversor las condiciones de un negocio que sea atractivo para los dos.