Gustavo
de los Campos, Oscar Pittaluga, Guillermo Pigurina
Frecuentemente
se hace referencia a los cambios procesados por la ganadería
uruguaya en los últimos años. Uno de los capítulos
importantes tiene que ver con el cambio en la estacionalidad en
la faena de vacunos. En el siguiente artículo se presenta
una breve revisión de las estadísticas de faena
y un análisis de las causas e implicancias de los cambios
registrados.
Ante todo, la zafralidad implica
la existencia de un patrón estacional de oferta y/o
demanda de un determinado producto. En el caso que nos ocupa,
la estacionalidad de la faena de ganado vacuno, las variaciones
zafrales en la oferta de ganado tienen que ver tanto con la cantidad
como con la calidad y el tipo de producto que se faena (categoría,
edad, peso, nivel de terminación).
Como
consecuencia de las variaciones estacionales de la oferta y demanda
se produce, como es sabido, un patrón estacional de precios,
el cuál indica el nivel de premio / castigo que el mercado
otorga por producir ganado terminado en cada momento del año.
¿Qué
razones sostienen la estacionalidad de faena de vacunos?;
se debe antes que nada a variaciones en la oferta de ganado pronto
para la faena. Si bien existen variaciones de precios debidas
a fluctuaciones en la demanda (como el caso del efecto que sobre
la demanda y los precios tiene la presencia de los israelitas)
el efecto es menos importante que el derivado de las variaciones
de oferta y, sobre todo, menos regular que este. La base pastoril
de nuestra ganadería determina fuertes variaciones estacionales
en la cantidad y calidad de la producción forrajera lo
que conduce a que la oferta de ganado se incremente en el período
comprendido entre la primavera avanzada y el fin del otoño.
A las razones biológicas y productivas, en el pasado podía
sumarse el hecho que - con menores urgencias financieras que las
actuales - los productores buscaran la realización de ventas
de mayor volumen. Así, no vendían algunos ganados
que podían estar prontos al final de la primavera, para
agregarle peso con las pasturas del verano – otoño y venderlos
conjuntamente con los novillos que se terminaban en el otoño.
La
estacionalidad de la faena conduce a una baja eficiencia de uso
de la capacidad industrial, al extremo que en la década
de los setenta parte de la estrategia empresarial de la industria
frigorífica consistía en cerrar las plantas en los
meses de pos-zafra..
En
la actualidad, globalmente la industria se continúa ajustando
de manera tal que permite captar la oferta en los picos de máxima,
lo que inevitablemente conduce a subutilización en las
instalaciones en momentos de baja oferta. Un patrón estacional
de faena conduce también a relaciones laborales más
precarias (trabajo zafral, etc.).
Para
la producción primaria, la consecuencia es similar: la
existencia de momentos críticos en términos de oferta
de forraje obliga a ajustar la carga a niveles acordes a ellos.
Tradicionalmente el ajuste, más que realizarse en función
de niveles mínimos de producción en el período
de escasez forrajera, se ha realizado en función de niveles
de supervivencia. Ello, además de conducir a elevadas pérdidas
de peso, ha conducido a altos niveles de mortandad de categorías
adultas.
La
situación se ve agravada cuando debido a la alta dotación
que se maneja y/o a la ocurrencia - no periódica pero frecuente
- de sequías y otros eventos climáticos algunos
animales no son terminados en el periodo de abundancia de forraje,
y tienen que permanecer todo un invierno a mantenimiento o con
muy bajas ganancias para ser terminados en la primavera siguiente.
Lo
anterior ha conducido a los institutos de investigación
a dedicar importantes esfuerzos a la generación de tecnologías
que conduzcan a una reducción de la estacionalidad de la
extracción. Hay gran cantidad de información disponible
que permite actuar en los extremos del proceso de producción
primaria. Por un lado en la cría y recría de terneros;
y por otro con herramientas que permiten terminar los novillos
en el período invernal. También se ha generado información
para la terminación de vacas de descarte en diferentes
sistemas de producción. La adopción de estas tecnologías,
que van desde la suplementación y el uso estratégico
de mejoramientos, hasta el desarrollo de sistemas intensivos de
engorde, tendrían un efecto sumamamente beneficioso en
dos aspectos limitantes de nuestra producción: permitirían
el aumento de la tasa de extracción y reducirían
la zafralidad.
¿Qué
nos muestran las estadísticas de los últimos años?
Una
visión de largo plazo (gráfico 1) da cuenta de una
drástica reducción de la variabilidad de la faena
de vacunos a partir de 1990. Esta reducción tiene un componente
de reducción de la variabilidad entre años - por
lo que hay quienes hablan del fin del ciclo ganadero -, y otro
que responde a una reducción de la estacionalidad de la
faena.
El
gráfico 2 presenta los índices de estacionalidad
para la faena de total, la de novillos y la de vacas para los
períodos 1974-1989 y 1990-99. El valor del índice
en cada mes del año está expresado como porcentaje
del promedio mensual faenado en el período. La comparación
de los índices de faena entre los períodos permite
observar que en la última década se ha elevado la
faena de poszafra. Asimismo, en la zafra se observa mayor estabilidad
de la faena mensual, la que antes tendía a concentrarse
sobre fines del otoño (asemejándose más a
una extracción obligada por las primeras heladas que a
la venta de un producto cuando este estaba pronto).
Los
cambios más importantes han ocurrido a nivel de la faena
de novillos. Buena parte de la explicación radica, a su
vez, en el aumento de la faena de novillos jóvenes los
que presentan un ciclo de faena más primaveral y complementario
del de los novillos de mayor edad (gráfico 3). Lo anterior
reafirma la constatación de que el aumento de los mejoramientos
forrajeros se ha concentrado en sistemas más intensivos
(que faenan novillos jóvenes) y que en la asignación
de estos mejoramientos los novillos han llevado la delantera.
A
nivel de la faena de vacas también se notan cambios, en
este caso no aumentó la faena de poszafra, pero si se logran
faenas de similar magnitud en todos los meses de la zafra, cuando
antes los altos niveles se lograban en el otoño avanzado.
Si
bien el mercado sigue otorgando incentivos económicos para
la producción de poszafra, el sobreprecio no es tan elevado
como el que se registraba en el pasado. Lo cual indica que la
incorporación de tecnología forrajera y de suplementación
se ha vuelto rentable aún en el marco de un mercado no
premia tanto la producción de poszafra. Adicionalmente
es probable que el mayor apremio financiero - derivado del alto
costo que en términos relativos a la rentabilidad ganadera
tiene el dinero - haya conducido a una política de ventas
más regular a lo largo del año, lo que además
de ayudar al flujo de caja seguramente tiene efectos positivos
sobre la productividad del sistema.
Repasando
pues:
- La
estacionalidad de faena, un fenómeno que afecta negativamente
la eficiencia de la cadena en su conjunto se ha reducido sustancialmente
en la última década,
- Dicha
reducción se debe fundamentalmente a cambios en el patrón
de faena de novillos, en particular a un mayor nivel de faena
en poszafra y a una faena más estable dentro de la zafra,
- El
cambio en el patrón de faena de novillos lo explica el
aumento de la faena de animales jóvenes, los que presentan
un ciclo de extracción complementario al de los animales
adultos, con un pico de faena en los meses de primavera, todo
lo cuál se asocia al aumento de los mejoramientos forrajeros,
a su asignación prioritaria a los novillos y a la mayor
difusión de la técnica de suplementación
en los sistemas semintensivos,
- Los
cambios ocurridos no responden únicamente a los incentivos
que otorga el mercado para la producción de poszafra.
La situación parece indicar que, en un marco de menor
variabilidad de precios entre años y de mayores dificultades
para sostener el flujo de caja anual, la opción para
mejorar (sostener o amortiguar su reducción) ha sido
la de incrementar la producción y productividad, todo
lo cual condujo a un sistema de extracción más
contínua (dentro y entre años) y faena a edades
más jóvenes.
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