LA SIEMBRA DIRECTA EN EL URUGUAY
Enrique Marchesi De León
INTRODUCCIÓN

La siembra directa consiste en colocar la semilla en el suelo sin la realización de un laboreo previo. Esta técnica de siembra puede usarse dentro de dos sistemas de producción:

a) como una práctica ocasional, dentro de una rotación que incluya cultivos realizados con laboreo
   (por ejemplo cultivos de segunda sembrados sin laboreo).

b) como una práctica permanente, en un sistema de producción en el cual se haya eliminado el
    laboreo definitivamente.

Esta última alternativa es la menos conocida entre nosotros, pero es la única que permitiría capitalizar ciertos beneficios que sólo ocurren cuando se ha acumulado un cierto número de años sin laboreo. La sucesión de cultivos dejando rastrojos en superficie y eliminado la manipulación mecánica del suelo, reduce a un mínimo la erosión, produce un aumento en la materia orgánica, aumenta la vida microbiológica y la mesofauna y mejora la estructura del suelo.

La siembra directa como sistema integral de producción es una realidad en numerosos países desde hace muchos años. Como ejemplos de países vecinos en donde se ha difundido en escala importante podemos mencionar a Argentina y Brasil. El éxito que ha tenido la siembra directa en otros lugares, nos hace pensar que podría ocupar un lugar en la agricultura de nuestro país. De todas formas no debemos olvidar que existen profundas diferencias entre las características del suelo, el clima y el sistema de producción del Uruguay y los países mencionados. Sólo sumando años de experiencia nacional, podremos concluir acerca del uso de la técnica en nuestra realidad física y económica. En la actualidad ya existe cierta experiencia nacional, tanto en condiciones de producción como en investigación.

COMENTARIOS SOBRE LA EXPERIENCIA NACIONAL

A) Estado actual del suelo a utilizar - La experiencia nacional y los resultados de otros países indican que no debe realizarse siembra directa en suelos deteriorados por: erosión, degradación física o problemas graves de fertilidad, ni en chacras muy irregulares, compactadas o con gran contenido de gramilla. En estos suelos es recomendable recuperar el suelo previamente, por medio de la instalación de un buen cultivo o pastura. Éste debería hacerse con herramientas de laboreo vertical y a poca profundidad, logrando un suelo nivelado y firme. Cuando el engramillamiento es importante, convendría reducir éste mediante el laboreo, uso de herbicidas y la elección de cultivos que le hagan competencia.

B) Planificación de actividades - Para instalar un cultivo o una pastura sin laboreo, es importante conocer bien las características del suelo, su situación actual, su historia anterior, la vegetación presente y tener claro lo que pretendemos lograr. La decisión de realizar siembra directa en una chacra determinada debe ser tomada con anticipación para poder cumplir todas las etapas en los momentos adecuados, pues el éxito depende en buena medida de la correcta calendarización de las diferentes etapas.

Aunque no haya preparación de la tierra, tal como tradicionalmente la conocemos, sí existen ciertas etapas previas que se deben cumplir antes de la siembra.

Si se parte de una pastura es recomendable dejar acumular forraje y un tiempo antes de la siembra matar la vegetación con herbicida.

Cuando se parte de un cultivo se deberá lograr una buena distribución del rastrojo en superficie y matar las malezas presentes, antes de sembrar. Todas estas normas de manejo son previas a la siembra y algunas precisan ciertos períodos de tiempo, se debe entonces preverlas con anticipación. Este concepto es siempre válido, pero cuando no se hace laboreo es muy importante sembrar en época o algo más temprano. En siembra directa el desarrollo de los cultivos es más lento, debido a que el suelo se encuentra más compacto, más frío y con una menor oferta de nitratos.

a) Cobertura: Para que la siembra directa tenga éxito es indispensable manejar el sistema manteniendo cobertura de residuos vegetales en superficie. Éstos están constituidos por los residuos del cultivo anterior, las malezas muertas y/o los restos de la pradera que se haya matado. Lo importante es que estos residuos sean abundantes y protejan el suelo de la lluvia, así como que alimenten a la micro y mesofauna del suelo. Este último aspecto es muy importante cuando el suelo no se toca más, ya que van a ser los encargados de mantener la porosidad, la penetrabilidad y el reciclaje de nutrientes. Las praderas y pasturas anuales se deben matar con abundante forraje (el último pastoreo es para el suelo).

b) Barbecho: Le llamamos barbecho al tiempo entre la eliminación de la vegetación existente y la siembra del próximo cultivo. En siembra directa la longitud de ese período es muy importante porque es el que permite la descomposición de los residuos vegetales, tanto en superficie como adentro del suelo. Este fenómeno es de particular importancia, porque es gracias a esa descomposición que el suelo se granula (se "afloja"), permitiendo un buen desarrollo de las raíces, a la vez que se liberan nutrientes almacenados en las estructuras vegetales. Las deficiencias en nutrientes se arreglan con fertilizantes, pero las condiciones físicas no tienen cómo corregirse. La longitud de barbecho adecuada en cada caso depende de la vegetación presente y su capacidad relativa de descomposición. En términos generales el barbecho podría durar entre un día y seis meses.
C) Aplicación de herbicidas - El buen control de malezas es fundamental, si queremos tener éxito en la aplicación de esta técnica. Por lo tanto debemos vigilar cuidadosamente cada uno de los aspectos que refieren a la aplicación de herbicidas, como son la elección de los productos, las dosis y la técnica de aplicación. Como este tema es extenso, sólo se darán algunas indicaciones sobre los problemas más frecuentes.

El glifosato es un herbicida fundamental en siembra directa y para hacer eficiente su uso se deben tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • El volumen de agua a usar debe ser el mínimo que permita una buena distribución por hectárea.
  • El agua a usar debe ser limpia, sin materia orgánica en suspensión, ya que anula el efecto del herbicida.
  • Las aguas con calcio y magnesio en solución (aguas duras) pueden ser un problema; se debe conocer la calidad del agua y tenerla en cuenta en la aplicación.
  • Hay que tener cuidado con la deriva (viento), sobre todo en tratamientos aéreos y con cultivos sensibles cercanos.
  • Si se usan otros herbicidas pre-siembra hay que considerar los posibles efectos residuales que puedan tener, porque si no pueden darse grandes problemas en la instalación del nuevo cultivo.

    Considerando la importancia del tema, se debería poner especial atención en capacitarse en él, al mismo tiempo que aumentar la investigación y experiencia de campo.
     

    D) Siembra - Para lograr una buena siembra, la sembradora debe ser capaz de: cortar el rastrojo, abrir el surco, depositar uniformemente las semillas a la profundidad deseada y cerrar el surco, logrando un buen contacto de la semilla con el suelo.

    En general sólo es posible cumplir con estos requisitos, si disponemos de una máquina especialmente construida para hacer siembra directa.

    De las siembras realizadas en la zona y de lo que se ha podido ver en el extranjero, surgen algunos conceptos que pueden ser útiles a quien pretenda iniciarse en cero laboreo.

  • Profundidad de siembra: Frente a la posibilidad de que las semillas queden colgadas en el residuo, es recomendable aumentar la profundidad de siembra. Cuando no se logra un buen contacto entre las semillas y el suelo y no llueve luego de la siembra, la germinación es lenta y despareja.
  • Contenido de humedad del suelo: Si bien es posible transitar sobre la chacra inmediatamente luego de una lluvia, se debe esperar algunos días para sembrar. Cuando la máquina trabaja en tierra mojada, deja el surco "lustrado", compacta el suelo en el entorno de la semilla y se le pega tierra a los discos, provocando un movimiento excesivo del suelo.
  • Velocidad de siembra: Con la velocidad de siembra también se debe tener cuidado, porque si bien es posible sembrar a alta velocidad (12-14 km/h), en general no suele ser lo mejor. La experiencia extranjera y lo visto en la zona indican que la velocidad correcta oscila entre 6 y 8 km/h.
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    E) Fertilización - Si bien en chacras con muchos años de siembra directa el suelo sería capaz de ofrecer cantidades importantes de nutrientes a los cultivos, en los primeros años del sistema, la ausencia de laboreo reduce la disponibilidad de nutrientes. En consecuencia, se requieren mayores cantidades de fertilizante en los cultivos sembrados sin laboreo.

    Las raíces de las plántulas sembradas sin laboreo deben desarrollarse en un ambiente menos favorable (mayor compactación, menor temperatura), y por lo tanto la exploración del suelo es lenta. Para lograr una buena implantación y un desarrollo inicial aceptable, es recomendable aplicar una cierta dosis de un fertilizante que contenga nitrógeno y fósforo al momento de la siembra y en el surco. Cuando se estime que la misma puede causar daño a la plántula por toxicidad, es razonable aplicar parte en el surco y parte al voleo. Cabe aclarar que en el extranjero se ha observado respuesta a la fertilización con fósforo a la siembra, aún en suelos con alto contenido de este nutriente.

    Además de la aplicación al momento de la siembra, que actúa como "arrancador", se debe refertilizar el cultivo con nitrógeno. Se propone fraccionar la fertilización y adelantar la primera aplicación, para permitir por un lado un buen desarrollo inicial y por otro suministrar nitrógeno en el momento de mayor demanda (macollaje-encañazón en cultivos de invierno). El fraccionamiento permite además reducir las pérdidas por lavado y denitrificación.

     
    F) Rotación: Existen varios elementos que condicionan la rotación a elegir en sistemas sin laboreo, aparte de las razones de estricta rentabilidad de cada cultivo individual.
      • Enfermedades - Cuando se hace siembra directa, se dejan los rastrojos de los cultivos intactos y sobre la superficie del suelo. Éstos conservan y multiplican muchos patógenos, favoreciendo el desarrollo de enfermedades en cultivos posteriores. Por lo tanto la rotación debe incluir una secuencia de cultivos que permita interrumpir los ciclos de las enfermedades. Un ejemplo bien conocido es el del trigo; cuando es sembrado sobre la paja de un trigo anterior es común que tenga graves problemas sanitarios. Para evitar esto, debemos rotar con avena u otra especie no gramínea. La cebada, el centeno y el raigrás no cortan el ciclo de las enfermedades del trigo.
      • Producción de cobertura - La secuencia de cultivos debe ser tal que siempre haya una cierta cantidad de residuos en superficie. Para ello se deben alternar cultivos de gran producción de rastrojo (trigo, avena, maíz, sorgo), con otros de menor cantidad de residuo (girasol, soja).
      • Control de malezas - Cuando no se hace laboreo, el control de malezas queda sujeto a: la aplicación de herbicidas, el sombreado del residuo en superficie, la competencia de los cultivos y posibles alelopatías. Por lo tanto, la rotación a seguir puede tener un efecto trascendente en la evolución de las malezas presentes en la chacra.
     
    G) Cosecha de cultivos: Existen dos fenómenos asociados a la cosecha de los cultivos que son de

        vital importancia para el buen desarrollo de un sistema de siembra directa:
      • Tránsito de maquinaria: Cuando se cosecha con mucha humedad suelen quedar gran cantidad de huellas. Estas irregularidades dificultan seriamente la siembra del cultivo posterior. La emergencia y el desarrollo de las plantas sembradas en la huella se ven muy perjudicados por la compactación y la deficiencia de oxígeno. En otros países se emplean neumáticos especiales y se reduce al máximo el tránsito de maquinaria por la chacra. Este problema se reduce con los años de siembra directa porque el suelo se va consolidando.
      • Distribución de residuos: En cultivos de gran producción de rastrojo es muy importante lograr una distribución uniforme de los residuos sobre la superficie del suelo. Cuando esto no se logra, queda mucha semilla "colgada" en las zonas donde se acumuló excesivo rastrojo.

      H) Pastoreo directo - El pastoreo directo cuando la superficie del suelo está poco firme, aumenta el microrrelieve y produce compactación. Al igual que con el tránsito de maquinaria, ambos factores perjudican el desarrollo del siguiente cultivo. Se recomienda evitar el pastoreo de chacras en siembra directa, durante los días posteriores a una lluvia. En chacras con varios años de siembra directa, el pastoreo no causa mayores inconvenientes. Esto respondería a que, con el transcurso del tiempo, el suelo recupera la estructura y se produce una cobertura de residuos importante. Esto se ha comprobado a nivel nacional en suelos de textura media a pesada. El pastoreo en ocasiones puede ser un factor de manejo en rastrojos de cultivos. En praderas y verdeos el buen manejo de la pastura coincide con el buen manejo del suelo.

      I) Siembra de una pastura - Valen en este caso las mismas recomendaciones que para los cultivos, porque de hecho estamos instalando una vegetación completamente nueva. De todas formas existen algunas diferencias como ser el hecho de que la profundidad de siembra debería ser menor pues las semillas de las especies a sembrar son más pequeñas. En general las máquinas sembradoras permiten varias opciones para este tipo de siembra:

        • Gramíneas y leguminosas juntas en el surco;
        • Gramíneas y leguminosas en surcos alternados; o
        • Gramíneas en el surco y leguminosas al voleo.
    Las alternativas b) y c) son más efectivas que la a). Es conveniente colocar una rastra de cadenas en la sembradora, especialmente cuando se siembra al voleo, ya que ayuda a mejorar el contacto de la semilla con el suelo y cierra mejor los surcos.
     
     
    J) Renovación de pasturas y mejoramiento de campo natural - En estos casos deseamos conservar parte de la vegetación existente, a la que le agregamos nuevas especies. Buscamos aumentar la oferta original de forraje con especies que complementen a las ya presentes. En este tema existe una vasta experiencia nacional, tanto en pasturas sembradas como en campo natural. De todas formas sería conveniente evaluar el desempeño de estas nuevas sembradoras en este viejo sistema de recuperación de praderas. Además se puede incorporar el uso de herbicidas en dosis bajas para aumentar la probabilidad de éxito en estos mejoramientos.

    Cuando se parte de una pradera vieja engramillada o de un campo sucio donde haya gramilla y/o cardilla, es recomendable hacer, previo a la instalación de una pradera, como mínimo un par de cultivos anuales consecutivos (invierno-verano o verano-invierno) para combatir estas malezas que son de difícil control debido sus reservas subterráneas. Los cultivos pueden ser forrajeros o graníferos. En estos casos es importante el doble control anual por el herbicida (glifosato), más la competencia del doble cultivo. En campos con vegetación de mala calidad y presencia de raigrás natural, el sólo hacho de matar el tapiz a fines de verano sirve para tener un raigrás espontáneo, que fertilizado da un buen pastoreo y sirve para "limpiar el campo" previo a la siembra de una pradera permanente.

    En la implantación de praderas es importante la fertilización que en algunos casos puede hacerse diferencial para gramíneas y leguminosas. La duración de la pradera depende del manejo posterior, la limpieza y la fertilización. Una virtud destacable de las pasturas en siembra directa es el piso y por lo tanto la utilización en pastoreo.
     

    EL USO DEL FUEGO EN SIEMBRA DIRECTA

    Parece importante hacer ciertas consideraciones sobre la quema en siembra directa, ya que parece ser una herramienta muy tentadora para "simplificar" aparentemente ciertas situaciones.

    El éxito de la siembra directa se basa en mantener la cobertura del suelo por cultivos vivos o muertos (rastrojo) para protegerlo de la lluvia (erosión) y aumentar el contenido de materia orgánica con su lógico aumento de la actividad biológica, la cual es un factor fundamental del mantenimiento de las propiedades físicas y químicas del suelo.

    El factor más correlacionado con la productividad de los suelos, tanto en laboreo convencional como en siembra directa, es el contenido de materia orgánica. Lo que favorezca la acumulación de materia orgánica y su descomposición natural favorece la productividad del suelo en cualquier circunstancia. Los dos factores que "queman" materia orgánica son el fuego (quema de rastrojos) y el laboreo. Si eliminamos el laboreo mejoramos la conservación de la materia orgánica, pero a través de la quema estamos anulando el efecto de la eliminación del laboreo, porque un suelo sin cobertura queda expuesto a la compactación y a la erosión producida por la lluvia; al mismo tiempo que vamos a tener un balance negativo entre producción y descomposición de materia orgánica en el suelo. Este proceso repetido en la rotación produce un deterioro en el suelo, que va a reducir su potencial productivo.

    La quema de rastrojos es el mejor ejemplo del refrán que dice: "pan para hoy, hambre para mañana"; y a la larga hace inviable la siembra directa, que tanto depende de la cobertura y de la materia orgánica del suelo. Quemar rastrojos si pretendemos un sistema de siembra directa, es como hacerse trampas al solitario. Hay que extremar las medidas de manejo que nos permitan funcionar sin problemas de rastrojo (rotaciones, pastoreo, tratamiento del rastrojo, etc.)

     
    CONCLUSIÓN

    En el momento actual la siembra directa, como sistema integral de producción, está totalmente probado en el Uruguay y funciona en condiciones comerciales de producción siempre que se atiendan sus necesidades específicas fundamentales.

    La eliminación del laboreo es un factor de extraordinaria importancia en la agricultura, ya que descarta los problemas de erosión y degradación de los suelos. Estos procesos son los limitantes en la intensificación del uso de la tierra, así como de la viabilidad de ciertos tipos de explotaciones en suelos hasta el presente marginales por su riesgo de erosión.

    Por la trascendencia de la eliminación del laboreo en la producción agropecuaria, entendemos justificado hacer los esfuerzos necesarios para resolver los nuevos problemas que se nos presentan con este cambio en las explotaciones agropecuarias reales en nuestras condiciones de suelo-clima-economía.

    AUSID trata de hacer posible la solución de esos problemas, tratando de conocerlos en las experiencias reales de producción y de estudiar soluciones a través del método de prueba y error a nivel de chacra, así como a través de la investigación realizada por los organismos aptos para ello. Los conocimientos necesarios para un mejor funcionamiento de la siembra directa que se generan permanentemente deben ser divulgados y comprendidos por la mayoría de los usuarios (técnicos y productores).

    En resumen, convencidos de la trascendencia de la siembra directa en la agricultura, pretendemos que se desarrolle su conocimiento y se divulgue lo más rápido posible con beneficios para el presente y el futuro de la actividad agropecuaria.