Por los Ings. Agrs. Federico de Brum (INIA) y Marcelo Ghelfi (Plan Agropecuario)

Los campos naturales de nuestro país tienen como rasgo distintivo, la cantidad  de especies y la heterogeneidad de sus ciclos, lo que caracteriza y determina su capacidad de adaptarse a diferentes  ambientes (seca, exceso hídrico); además, los diferentes tipos de suelos (superficiales y profundos) presentan diferentes comunidades de especies, permitiendo realizar un manejo diferencial.

En un verano lluvioso, donde el agua no es limitante y las temperaturas favorecen el crecimiento de las especies de verano se producen incrementos de producción por encima de lo normal y exceden la capacidad de consumo de los animales, si las cargas se encuentran ajustadas; esto generalmente puede provocar la acumulación de remanentes de forraje  en el campo.

Con alturas de pasto de más de 12 cm se  comienza a perder calidad  debido la acumulación de restos secos, provocando que el contenido de proteína disminuya.  Esto genera problemas de manejo en las diferentes especies y categorías de animales, sobre todo en los lanares, pero además puede  conducir problemas de manejo a la estación siguiente, el otoño.

Como sugerencias para prevenir que se den estas situaciones, se pueden tomar medidas de manejo como;  aumentar la carga en potreros  sobre suelos profundos donde se hay mayor crecimiento y acumulación de forraje, pudiendo de esta manera aprovecharlo para incrementar la producción y mantener la calidad del forraje producido. A inicios de otoño (marzo) se recomienda cerrar  estos  potreros, con el objetivo de acumular forraje como reserva en pie de razonable calidad para el invierno.

 Los potreros con suelos superficiales se pueden utilizar con ovinos a baja carga, dejando un tapiz protector para evitar la erosión que pueden provocar las precipitaciones intensas en corto tiempo. Además, esto nos ayudaría  reducir los  problemas de enfermedades podales en los ovinos que tienen mayor incidencia en estos periodos lluviosos. Esta reserva de pasto es de mejor calidad que la de suelos profundos debido al tipo de especies, permitiéndonos que lo aprovechemos en otoño cuando liberemos los potreros  sobre suelo profundos. 

Si la situación de producción y acumulación de  forraje, excede las medidas de manejos mencionadas anteriormente, se podría considerar la elección de uno o más  potreros para dejarlos vacíos y utilizando los animales que en ellos se encontraba npara controlar el resto del área.

 En las pasturas mejoradas con incorporación de especies de leguminosas, se recomienda controlar el crecimiento excesivo de forraje desde el verano,  para  llegar al otoño con un tapiz adecuado para que las especies implantadas puedan desarrollarse mejor. Este control es más importante si las especies que componen los mejoramientos son anuales (lotus rincón y raigrás) y deben implantarse nuevamente, ya que de otra forma se comprometería su aporte de forraje en invierno y primavera.

Auspiciantes anuales