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1.
OBJETIVOS |
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2.
CONCEPTOS SOBRE UN SISTEMA DE PRODUCCIÓN |
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3.
REQUERIMIENTOS NUTRITIVOS DE LAS VACAS
EN LACTANCIA |
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4.
APORTE DE LOS PRINCIPALES ALIMENTOS |
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5.
FORMACION DE LA DIETA PARA EL RODEO LECHERO |
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6.
CONCLUSIONES |
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1. OBJETIVOS |
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El objetivo perseguido en esta cartilla es brindar elementos que permitan
comprender mejor el funcionamiento de las distintas variables que afectan
el comportamiento productivo de las vacas lecheras.
Entre esos factores, uno de los más importantes
es la nutrición en su período de lactancia, tema al que nos
abocaremos en esta publicación.
Conocer y manejar adecuadamente la alimentación
del rodeo va a lograr no sólo un impacto positivo en la producción
de su tambo, sino también una mayor eficiencia en el uso de los
recursos y consecuentemente una mejora en los ingresos de la explotación.
Con el fin de lograr un adecuado nivel productivo
del ganado lechero y a pesar de que no se tratarán aquí,
no se deben descuidar diversos aspectos como: sanidad del rodeo, eficiencia
reproductiva y manejo preparto de la vaca seca, entre otros. Este
último aspecto fue oportunamente desarrollado en la Cartilla Nº
1.
El manejo integrado de todos estos aspectos (sanidad, reproducción
y alimentación) se constituye en la más importante herramienta
que disponen los productores para lograr la expresión del verdadero
potencial lechero de sus animales. |
2. CONCEPTOS SOBRE UN SISTEMA DE PRODUCCIÓN |
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Todo establecimiento lechero debe tener relativamente bien definido
un SISTEMA DE PRODUCCIÓN a ser ejecutado.
Para ese sistema de producción, el cual es particular para cada
productor, deben estar lo más claro posible un conjunto de aspectos:
• La rotación de cultivos y pasturas: ésta define
la oferta de forraje y su calidad en cada uno de los momentos del año,
y fija un marco para la estrategia de conservación de los excedentes
que ocurran.
• El manejo del rodeo lechero: tipo de ganado y su valor genético,
reproducción y distribución de las pariciones, manejo de
la recría, manejo de la sanidad del ganado, etc.
• El sistema de alimentación: está íntimamente
ligado al sistema de rotación y a la estrategia de conservación
de forrajes; su manejo permite dominar la demanda nutricional del rodeo
en base al correcto aprovechamiento del pasto, de las reservas y al uso
racional de los concentrados. Este sistema también define cuánto
concentrado se necesita aportar en cada momento.
• El sistema de ordeñe e infraestructura de apoyo: comprende
todos los aspectos que permiten culminar eficientemente el proceso productivo.
• El sistema de recursos humanos: implica la necesidad de un
nivel adecuado de conocimientos y habilidades tanto del productor como
del personal que se desempeña en el predio, para cumplir con éxito
todas las actividades que se deben llevar a cabo.
Todos las consideraciones que se expondrán seguidamente tienen
una relación directa con los puntos antes mencionados, siendo entonces
importante saber cómo estamos situados en ellos para entender hasta
donde podremos llegar en el desarrollo de nuestro sistema productivo. |
3. REQUERIMIENTOS NUTRITIVOS DE LAS VACAS EN LACTANCIA |
|
Las necesidades nutritivas de los animales en producción son
complejas y variadas, tanto en el número de elementos que intervienen
como en sus interrelaciones.
Desde el punto de vista nutricional se ha valorado
el peso relativo que los distintos nutrientes tienen sobre el comportamiento
productivo de los animales, clasificándose a los mismos como macro
y micro nutrientes.
Los macro nutrientes afectan fuertemente la
producción y no pueden ser descuidados en ninguna dieta, citándose
a modo de ejemplo los siguientes: energía, proteína, calcio,
fósforo y distintas fracciones de fibra (influyen en el funcionamiento
del rumen).
Los micro nutrientes son en general minerales
y vitaminas que aunque siempre es conveniente ajustarlos, su impacto en
la producción es menor.
La cantidad total diaria de nutrientes que necesita
un animal en particular debe ser ingerido con los alimentos, estando esta
ingesta topeada en kilos de materia seca en función al tamaño
del animal, a su etapa de lactancia y a su tiempo de gestación.
También se menciona una asociación positiva entre
la producción individual y la cantidad de alimento consumido.
Podemos comenzar el análisis considerando
los dos componentes básicos de la dieta: energía y
proteína. Estos elementos se encuentran presentes en los
alimentos conjuntamente con otros macro y micro nutrientes también
necesarios para los animales.
La energía puede definirse como “el combustible” que los animales
utilizan para cumplir sus necesidades de mantenimiento y producción.
Si bien no hay signos específicos provocados por deficiencia de
energía, la misma se manifiesta en el ganado lechero por una reducción
en la producción de leche, alteraciones en los componentes de la
leche, pérdida de peso y disminución del comportamiento reproductivo;
llegándose a casos extremos en que ocurre la muerte del animal. |
La proteína es un nutriente vital, compuesto por moléculas
nitrogenadas; que los animales requieren para mantenimiento, reproducción,
crecimiento y lactación. Participa en la síntesis de músculo,
reposición de tejidos envejecidos del organismo, en la reproducción
y en el proceso de formación de la leche. |
La vaca lechera, como rumiante, tiene la capacidad
de degradar las moléculas complejas de los distintos alimentos en
elementos simples que luego utilizará para alimentarse, combinándolos
“sabiamente” de acuerdo a sus necesidades. Este proceso de degradación
lo realizan las bacterias y otros microorganismos que están presentes
en el rumen.
Todos los alimentos tienen diferentes velocidades
de degradación a nivel ruminal. Esta velocidad relativa normalmente
va asociada a la calidad del alimento: a mayor calidad (forrajes tiernos)
hay mayor velocidad de degradación por lo que se dice que el alimento
tiene mayor “digestibilidad”.
Al consumir alimentos menos digestibles (más
fibrosos), los animales se ven limitados en su capacidad productiva por
dos motivos:
-
al disminuir la digestibilidad también disminuye la velocidad de
pasaje dentro del tracto digestivo, por consiguiente baja considerablemente
la cantidad total de materia seca que la vaca puede consumir por día;
-
la menor digestibilidad también va asociada a una menor concentración
de energía y proteína por kilo de materia seca. Es así
que ambos factores determinan un ingreso menor de nutrientes al animal
de lo que necesita.
Existen alimentos en los que una parte de sus nutrientes
no se degradan en el rumen (nutrientes pasantes) pero igual tienen alta
calidad. En general estos alimentos se utilizan cuando los niveles productivos
individuales de los animales superan los 25 litros por día, no siendo
suficientes los alimentos que proveen las bacterias del rumen.
De estos dos componentes (proteína y energía),
el que normalmente se vuelve limitante en condiciones de pastoreo, es la
energía, ya que las necesidades de proteína en la medida
que el animal tenga buen acceso a praderas con leguminosas o verdeos de
invierno, son cubiertas. No obstante en sistemas lecheros que intentan
alcanzar altas productividades individuales los niveles de proteína
pueden volverse deficitarios, y limitar la expresión del potencial
de producción.
a)
ENERGIA
Desarrollaremos los principales conceptos para ilustrar la forma en
que participa la energía en los procesos productivos.
Los distintos elementos que integran los alimentos: azúcares,
almidones, fibra, grasa, proteína, aportan energía en diversa
proporción, por lo que una vez conocida la composición del
alimento, es posible predecir su contenido energético.
Una vez que el animal ingiere el alimento se dan
“fugas” de energía en el proceso de digestión y metabolismo,
para transformar ese alimento en producto animal. Parte se pierde
en las heces, parte en la orina, parte en gases de fermentación
y parte como calor en todo el proceso.
Si al alimento consumido le descontamos estas pérdidas
tenemos la “energía metabolizable” que es la que realmente
puede ser utilizada por los animales.
Esta energía metabolizable se destina a mantenimiento,
crecimiento, gestación y producción (de leche o de
carne).
El Gráfico Nº 1 muestra cuál
es el destino y el valor relativo (en orden de prioridad) de la energía
consumida.
La energía para “mantenimiento”
es la que se gasta para cumplir las necesidades vitales del animal (respirar,
bombear sangre, digerir alimento, moverse, pararse, mantener la temperatura
corporal). Es prioritaria; si el alimento no cubre ese gasto, el animal
hará uso de las reservas corporales (pérdida de peso)
y de continuar el déficit agota las reservas y el animal muere.
De toda la energía consumida luego de
cubrir el mantenimiento, la segunda prioridad es el crecimiento (en
vaquillonas de primera parición); la tercera prioridad es
la gestación y el último orden de prioridad y el más
importante para nosotros es la producción de leche.
De acuerdo a este análisis se concluye que
las vacas mal alimentadas son las vacas más caras,
ya que el último destino del alimento es la producción
y lo consumido en este caso es utilizado para mantener, crecer y gestar.
Esto lo podemos corroborar en el Gráfico
Nº 2 donde
el gasto energético para mantenimiento puede considerarse “fijo”
tanto para la vaca seca como para las que producen 10, 15, 30 o 35 litros
de leche por día, variando solamente con el peso vivo de los
animales.
En este gráfico puede observarse el porcentaje
de la energía total consumida que se destina a la producción
(números encima de las barras) para vacas de igual peso y de diferente
nivel productivo.
Podemos observar cómo se diluye el gasto
de mantenimiento cuando aumenta la producción. Una vaca que produce
25 litros de leche destina el 61% de la energía consumida a producción
y el 39% a mantenimiento.; mientras que una vaca que produce solamente
10 litros destinará el 39% a producción y el 61% a mantenimiento.
En el gráfico se observa que la vaca seca
destina un 5% de la energía a producción, esta energía
corresponde a la necesaria para llevar adelante la gestación del
ternero.
Para una misma vaca el aumento del nivel de producción
se traduce en un mayor consumo de energía total, pero también
en una mayor eficiencia en el uso de esa energía consumida (aumenta
el porcentaje de la energía consumida destinada a producción).
Esto redunda por supuesto en una disminución del costo total de
la dieta. |
En la medida que la vaca produce más leche
nos enfrentamos a limitaciones en la capacidad de consumo de alimentos
voluminosos (forraje). En tal sentido para lograr una mayor producción
individual, se necesita una mayor concentración energética
del alimento y por lo tanto una mayor digestibilidad de la dieta. Niveles
de producción de 15 a 20 litros (en el pico de lactancia) se pueden
obtener con pasturas de buena calidad si se permite un pastoreo sin restricciones.
Pero un nivel de producción superior, no es posible lograrlo a pasto
sólo, ya que la concentración energética de la dieta
no es suficiente y se hace necesario suplementar con concentrados que tienen
una alta cantidad de energía por kilo de materia seca.
b)
PROTEINA
Ampliaremos los principales conceptos de la participación de
la proteína en la dieta.
En general la fracción proteica de los alimentos puede dividirse
en tres partes:
a) nitrógeno no proteico
b) proteína degradable en el rumen
c) proteína pasante degradable en el intestino
La fracción a) corresponde a compuestos
nitrogenado simples que aún no se han transformado en proteína,
como ocurre en las pasturas tiernas en activo crecimiento y con adecuados
niveles de nitrógeno en el suelo. También puede provenir
de fuentes inorgánicas como la urea.
La fracción b) es la más importante
porcentualmente en los alimentos, ocupando conjuntamente con a) cerca del
70% de la proteína total. Esta fracción está compuesta
por cadenas moleculares de complejidad media que pueden ser degradadas
por las enzimas de las bacterias del rumen.
La fracción c) participa promedialmente
en un 30% del alimento y escapa a la acción de los microrganismos
siendo normalmente utilizada en el intestino. Como se mencionó anteriormente
en animales de elevada producción, esta fracción cobra importancia
dado que los altos requerimientos de proteína no pueden ser totalmente
cubiertos con los aportes de la digestión de las bacterias muertas.
Es de destacar que todos los alimentos contienen
diferentes tipos de proteínas y que existe una importante variación
porcentual de las 3 fracciones en cada uno de ellos; por lo cual su conocimiento
es importante a la hora de confeccionar la dieta de las vacas.
Las bacterias del rumen son capaces de formar proteína microbiana
utilizando nitrógeno no proteico (fracción a), siempre y
cuando la energía (azúcares solubles) disponible en ese momento
no sea limitante. Esa proteína microbiana se suma a la formada en
el proceso de degradación de la fracción b).
c)
MINERALES Y VITAMINAS
Como mencionáramos anteriormente también es necesario
efectuar las correcciones para el calcio y el fósforo ya que son
los elementos constitutivos de los huesos e intervienen en los principales
procesos bioquímicos del animal; transformándose su deficiencia
en factores restrictivos de la producción.
Es importante dejar claro el concepto de que un animal en producción
tiene por esta vía una importante fuga de nutrientes, cuyo equilibrio
debe tratar de mantenerse con el consumo, porque de lo contrario pueden
ocurrir dos posibilidades:
-
el animal provee de su cuerpo lo que le falta para mantener la producción:
es el caso del uso de sus reservas grasas al comienzo de la lactancia para
suplir la energía no consumida, ó la movilización
del calcio y del fósforo de los huesos. (Es de destacar que el animal
no posee recursos ilimitados y que en algún momento inexorablemente
va a disminuir su producción).
-
si el animal no puede suministrar el elemento que falta, la producción
se rige por la “ley del mínimo”. Esto significa que por más
energía que demos, si no hay suficiente proteína para más
de 12 litros, ese animal va a estar dando 12 litros (vacas alimentadas
sólo a silo de maíz). El caso inverso también funciona
de la misma manera, por ejemplo sobra proteína y falta energía
(vacas comiendo sólo avena).
En cualquiera de estos casos la dieta se transforma
en cara ya que se está tirando por las heces el excedente que no
se aprovecha. |
4.
APORTE DE LOS PRINCIPALES ALIMENTOS |
|
Los alimentos más comúnmente usados tienen una composición
nutricional variada.
En el Cuadro Nº1 se muestra el valor nutricional en energía
y proteína de los alimentos más usados.
CUADRO Nº 1. Composición
de los principales alimentos
Alimento
|
% Materia Seca
|
Energía
|
Proteína
|
Avena o trigo de past. |
18
|
Media
|
Alta
|
Pradera o alfalfa |
20
|
Media
|
Alta
|
Sorgo forrajero |
23
|
Baja
|
Media
|
Maíz de pastoreo |
25
|
Baja
|
Media
|
Fardo de pradera |
86
|
Baja
|
Media
|
Fardo de alfalfa |
86
|
Baja
|
Alta
|
Fardo de paja trigo |
88
|
Muy Baja
|
Muy baja
|
Silo de maíz |
36
|
Media
|
Baja
|
Silo de pradera |
28
|
Baja
|
Baja
|
Ración 13% |
87
|
Alta
|
Media
|
Ración 19% |
87
|
Alta
|
Alta
|
Afrechillo de trigo |
87
|
Media
|
Media
|
Semilla de algodón |
89
|
Muy alta
|
Muy alta
|
Grano de maíz |
87
|
Muy alta
|
Baja
|
Expeller de girasol |
88
|
Baja
|
Muy alta
|
Raicilla de cebada |
87
|
Baja
|
Muy alta
|
Expeller de citrus |
89
|
Alta
|
Baja
|
Para un mismo alimento pueden darse
variaciones importantes en su calidad debidas a: variedades, estado fisiológico
del cultivo, momento del año, fertilizaciones, manejo del pastoreo,
sistema de conservación de forraje, entre otras.
Cuando existan dudas acerca del valor nutritivo del
alimento que no puedan solucionarse con el uso de las “tablas de composición
nutritiva”, es conveniente efectuar un análisis para ese alimento
en particular. Esta herramienta se va tornando cada vez más imprescindible
en la medida que vamos intensificando el sistema de producción y
buscando obtener las mejores performances individuales.
Al tomar la decisión de incluir cada uno de
estos elementos en el esquema de alimentación del rodeo debemos
considerar varios puntos en forma integrada:
• El sistema de rotación que llevemos adelante nos determinará
el volumen en kg. de materia seca que podremos disponer de los distintos
forrajes.
• El costo del alimento, tanto del producido en el establecimiento como
del comprado.
• La calidad del mismo (energía, proteína y otros nutrientes)
• Los requerimientos del rodeo en una determinada situación.
5.
FORMACION DE LA DIETA PARA EL RODEO LECHERO |
|
a)
Consideraciones generales
Entendemos por dieta de un rodeo a la combinación de alimentos
utilizada para el consumo del ganado. Debería aportar las cantidades
adecuadas de nutrientes que necesitan las vacas para un objetivo de producción
establecido. La producción de leche se rige por la ley del mínimo,
es decir, el primer nutriente que se hace limitante topea dicho rendimiento
productivo, perdiéndose el excedente de los demás nutrientes.
La consecuencia de estos desajustes provoca la disminución de la
producción y el encarecimiento del costo de alimentación
del tambo.
Para la formulación de las dietas de las vacas
lecheras normalmente se usa una combinación de distintos alimentos
(Cuadro Nº 1), la que varía en complejidad de componentes generalmente
en función del momento del año que se encuentre.
Como consideración general, la composición
promedio de la dieta debe contener una concentración media tanto
en energía como en proteína. Esta concentración
media de ambos nutrientes es relativamente independiente del nivel de producción
que le estamos pidiendo a nuestras vacas, siendo la principal variable
el volumen total de alimento consumido medido en kilos de materia seca
por animal por día. (Posiblemente lo que varíe es la calidad
de la proteína a ser suministrada).
Debemos entonces combinar adecuadamente los alimentos, siempre
sobre la base de los kilos en materia seca; para lograr una oferta media
en energía y proteína. Lógicamente que las vacas de
mayor producción tendrán un consumo mayor de esa mezcla. |
La base de la dieta de las vacas lecheras en nuestro
país es la pastura mejorada de gramíneas y leguminosas debido
a su valor nutritivo y al bajo costo relativo del kilo de forraje producido;
y esto enmarcado en un sistema de rotación que alterna praderas
convencionales, cultivos anuales y reservas forrajeras (silo y/o
heno).
La suplementación con concentrados constituye
otro elemento importante de la dieta, y ello responde a los requerimientos
en volumen y calidad que exige el rodeo lechero.
Para comprender cuándo nos conviene suplementar
y qué tipo de respuesta podemos obtener debemos analizar la curva
de lactancia de la vaca lechera (Gráfica Nº 3).
La curva de la lactancia la podemos dividir en tercios
para entender mejor las respuestas a la suplementación.
PRIMER TERCIO
En este período la vaca está aumentando la producción,
hasta alcanzar el pico aproximadamente a los 60 días posparto. El
consumo está deprimido porque como resultado de la gestación,
el rumen está disminuido de tamaño por el crecimiento del
feto. Los requerimientos de esta etapa son máximos y determina la
movilización de reservas corporales para poder mantener la producción.
Aún brindando la mejor alimentación, en esta etapa es muy
difícil evitar la pérdida de peso de los animales.
Cualquier mejora en la nutrición en
este momento se traduce en producción. Es importante destacar
que en este período el impacto de la suplementación, ya que
por cada litro diario de aumento de producción se estima un incremento
de 200 litros de leche en el total de la lactancia. (Efecto residual de
la suplementación).
SEGUNDO TERCIO
En esta etapa la respuesta a la suplementación es similar a
la del período anterior, y no hay dificultades ya que la vaca recuperó
su potencial de consumo. El nivel de producción comienza a disminuir.
ULTIMO TERCIO
La respuesta a la suplementación es baja, ya que los requerimientos
de la vaca para la producción de leche son menores (por su etapa
en la lactancia) y el animal deriva una parte de la energía consumida
a reponer reservas corporales (aumento de peso vivo) y otra a atender el
proceso de gestación. Debemos recordar que éste es un buen
momento desde el punto de vista de la eficiencia de conversión del
alimento para recuperar estado, mejor que durante el período seco.
La alimentación en este período contribuye
a lograr un estado adecuado de la vaca en el momento del secado, lo que
unido a un buen preparto contribuirá a lograr la expresión
del “pico” de producción, si cuenta con una adecuada nutrición
en ese momento.
En los sistemas exclusivamente pastoriles, donde
prácticamente no se usan concentrados, la producción potencial
por lactancia difícilmente supera los 4.000 litros. (13 litros
/v. ordeñe, promedio anual). En el Uruguay la principal limitante
para aumentar el rendimiento de leche es la producción de forraje
de las praderas, las que en promedio no superan los 5.500 kg. de materia
seca utilizable/há. durante su vida útil.
Una de las estrategias más usadas para aumentar
estos rendimientos, es a través de la inclusión de siembras
de verdeos de invierno solos ó asociados a praderas en la rotación
forrajera; así como también la inclusión de verdeos
de verano y de cultivos para ensilaje como el maíz.
Para lograr una alimentación adecuada durante
todo el año que permita la expresión del potencial productivo
de los animales, es fundamental un manejo integrado de la pastura, las
reservas y los concentrados tomando en cuenta diferentes aportes de energía
y proteína que permitan balancear la dieta.
A los efectos de comprender mejor la forma en que
se debe encarar la estrategia de alimentación hemos separado dos
grandes períodos con características diferentes.
b)
Alimentación otoño-invierno
Las características de este período son la baja oferta
en volumen de las praderas y el aporte de forraje de buena digestibilidad
por parte de los verdeos invernales. Ambos son insuficientes para satisfacer
los requerimientos de nutrientes de las vacas en producción.
El aporte del silo de maíz constituye la fuente
de energía más importante, y pasa a ser la “dieta base”
en este período. El pastoreo restringido de praderas o de verdeos
permite balancear las necesidades de fibra y proteína, y el uso
de los concentrados completa los requerimientos de los animales en función
de los niveles de producción y de la etapa de la lactancia.
La alimentación con ensilaje debe iniciarse
antes de que se termine la pastura de calidad, ya que de esta forma ésta
actúa como un suplemento adecuado del ensilaje.
Un manejo medido de la pastura, pastoreando en forma controlada 2 a 3 horas
por día, permitirá racionalizar el uso de un recurso escaso
en ese momento.
En estas condiciones el manejo diferencial por lotes teniendo
en cuenta la fecha de parición y también los niveles productivos
de los animales permitirá manejar los recursos alimenticios de una
forma racional (distancias, calidad, disponibilidad, etc.), atender los
distintos requerimientos de los animales, y explotar las respuestas en
producción por el incremento del uso de concentrados. Asimismo el
loteado permite hacer una suplementación diferencial (dentro y fuera
del tambo), posibilita el mejor control sobre la reproducción y
el estado de las vacas; y disminuye los tiempos de ordeñe al tener
rodeos más homogéneos.
Una forma práctica de lotear el rodeo de ordeñe es la
siguiente:
LOTE 1: Animales recién paridos hasta el 4º mes.
LOTE 2: Animales del 4º mes de paridos en adelante.
Resumiendo las características de este período
citamos:
• Escasa oferta forrajera de verdeos y praderas.
• Uso muy elevado de reservas forrajeras (silos y heno).
• Presencia cada vez más importante de vacas recién paridas.
• Uso medio de concentrados en el lote 2.
• Uso elevado de concentrados en el lote 1, buscando alcanzar buenas
producciones iniciales y mantener activo el ciclo reproductivo para lograr
alta porcentaje de preñez en el período más importante
de servicios.
c)
Alimentación primavera-verano
La dieta base de primavera la constituyen las praderas convencionales
y los verdeos invernales y se complementan con concentrados para atender
fundamentalmente las lactancias tempranas.
La dieta en verano está constituida básicamente
por verdeos de verano (sorgo forrajero, sudan grass, maíz de pastoreo,
moha, etc.) y generalmente hay restricciones en el uso de praderas. En
este período existen mayores déficits de proteína
que de energía en la dieta de las vacas, por eso la suplementación
con silo de pradera adquiere relevancia, (el aporte de los concentrados
energéticos no debería descuidarse).
Las particularidades de la dieta en primavera son:
• Alta oferta en volumen de las praderas y los verdeos de invierno.
• Cambia la calidad de los forrajes (los pastos se endurecen).
• Aumenta la fibra.
• Aumenta el % de materia seca.
• Disminuye el % de proteína.
• Aumenta el contenido de azúcares solubles.
• Disminuye la digestibilidad.
• En esquemas de parición 70% otoño/invierno y 30% primavera,
tendremos la mayor parte del rodeo en lactancias medias y una menor proporción
en lactancias tempranas.
• Es prácticamente nula la utilización de reservas forrajeras.
• Suplementación de los animales con alto potencial de producción
(vacas recién paridas: serán las vacas que nos den la leche
a fines de verano).
• Conservación de excedentes de pasturas (heno o silo de pradera).
La alimentación en verano también tiene sus características
propias:
• Debemos cuidar las praderas especialmente las sembradas ese año.
• Los verdeos de verano aportan volumen pero no calidad.
• Existe un elevado porcentaje del rodeo culminando su lactancia y un
valor menor en lactancia media.
• Las altas temperaturas provocan disminuciones en la producción,
por lo que es aconsejable reducir el uso de alimentos fibrosos, los que
producen bastante calor en el proceso de fermentación ruminal.
• Se emplean los silos de pradera como un complemento adecuado
de la dieta.
• El uso estratégico de concentrados busca: en el lote 1
mantener la producción de leche balanceando la dieta y en el lote
2 mantener o recuperar estado corporal a las vacas que se van a secar.
• Es en este período en que normalmente se realiza el ensilado
del maíz. En ciertas ocasiones puede utilizarse el maíz de
pastoreo (sembrado tarde) que cubre parte del déficit forrajero
de fin de verano hasta el ingreso a las primeras avenas.
d)
Costos de la alimentación
El costo de la alimentación puede definirse como la suma de
los precios de todos los alimentos que componen la dieta.
Podemos cuantificarlo de varias maneras, pero a modo de ejemplo vamos
a tomar dos:
-
como el monto en dólares por vaca y por día.
-
como un porcentaje de la leche producida.
En el Cuadro Nº 2 se muestra la variación en la concentración
de energía y proteína de la dieta para diferentes niveles
de producción. También se observa el volumen de alimento
a ser consumido para llenar esos requerimientos y el costo porcentual de
la dieta.
A medida que la producción aumenta se reduce el costo del litro
de leche dentro de los niveles considerados (dieta pastoril con suplementación
de concentrados para balancearla).
CUADRO Nº 2.
NECESIDADES DE ENERGIA Y PROTEINA POR KG/MS; CONSUMO DE MATERIA SECA
Y COSTO DE LA ALIMENTACION
Concepto / Producción |
12 lts |
18 lts |
24lts |
% Proteína cruda |
12.6
|
13.5
|
14.0
|
Energía neta Mcal/kg. |
1.50
|
1.50
|
1.51
|
Consumo (kgs. de materia seca) |
13.7
|
16.0
|
18.8
|
Costo de la alimentación (% de la leche) |
31.0
|
27.8
|
26.6
|
6.
CONCLUSIONES |
|
-
En nuestras condiciones un sistema de producción viable debe tener
una base forrajera que represente aproximadamente el 75% de los
alimentos consumidos por el rodeo (en base materia seca), siendo el 25%
restante incorporado por la vía de concentrados.
Estos porcentajes pueden variar en función a los objetivos de
producción del establecimiento, los que van a estar estrechamente
ligados a la relación valor del litro de leche/valor del kg de concentrados.
-
El sistema de alimentación que llevemos adelante debe manejar los
recursos del predio en cada uno de los momentos del año para agregarle
a la dieta lo que le haga falta. Se debe priorizar el mantenimiento de
la producción en el tiempo, la reproducción y la sanidad
del ganado; sin dejar de considerar las mejores relaciones de precios en
cada momento de los distintos alimentos utilizados.
-
Para maximizar la producción individual se debe alimentar el ganado
al tope de su capacidad de consumo, con un alimento balanceado, de buena
calidad y hacerlo en forma uniforme en el tiempo, ya que los rumiantes
requieren de importantes períodos de adaptación a los cambios
en la dieta.
-
Cada productor debe saber reconocer el sistema de producción
dentro del cual puede situarse, ya que un incremento en la productividad
de los animales va siempre acompañado de mayor exigencia en la cantidad
y calidad de los alimentos consumidos y en un aumento de la complejidad
del sistema productivo. Esto redunda en más tiempo dedicado a la
actividad, en mayores inversiones para el manejo de la alimentación,
en necesidades crecientes de capacitación y en el apoyo en técnicos
especializados en nutrición animal.
Esta cartilla
fue elaborada por el Ing. Agr. Alfredo Irigoyen (técnico del Plan
Agropecuario)
y por el Ing. Agr. Gustavo
Rippoll (asesor del Predio Piloto Lechero de Río Negro).
Agradecemos las sugerencias
recibidas del Ing. Agr. Yamandú Acosta (INIA La Estanzuela),
del Dr. José
Stirling (asesor del PPL), del Dpto. Técnico de CLALDY y de la U.E.D.Y.
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