Utilización
de Verdeos de Invierno
en sistemas de producción animal
La buena calidad y abundante cantidad de forraje aportado por los verdeos de invierno los hace fundamentales en todo establecimiento ganadero de nuestro país, ya sea para cubrir grandes carencias de pasto en otoño-invierno de pasturas naturales, como también para complementar los escasos aportes forrajeros de praderas recién instaladas. Si bien los mismos tienen una larga tradición de utilización en nuestro país, recién en las últimas décadas se han generado y difundido una serie de tecnologías de manejo que permitirían mejorar notablemente su productividad; a pesar de ello, aún hoy es común ver verdeos escasamente productivos lo cual medido en términos económicos los convierte en una solución excesivamente cara. Para tener éxito en los objetivos de producción se deben considerar una gran cantidad de factores; sin embargo, en esta oportunidad se hará especial énfasis en tres aspectos fundamentales, como lo son la fertilización, el manejo del pastoreo y la complementación nutritiva.
Los verdeos
de invierno por ser gramíneas cultivadas, necesitan de una adecuada
fertilización nitrogenada si se desea lograr las altas producciones
buscadas cuando se incorporan en el sistema productivo. En cambio, su
respuesta al fósforo es dependiente del nivel de nitrógeno
en el suelo; el fósforo es de fundamental importancia cuando existen
bajos niveles en el suelo, o se van a destinar posteriormente para la
cosecha de grano. El pastoreo
durante el ciclo de los verdeos, les confiere demandas de fertilización
especiales. Tres momentos son esenciales en la fertilización de
un verdeo: la siembra, el macollaje y la producción primaveral. Se recomienda
realizar análisis de suelo previo a la siembra, debiéndose
tomar las muestras a una profundidad de 20 cm; esta práctica de
manejo permitirá usar más eficientemente el recurso fertilización;
cuando los niveles en suelo son mayores de 18 ppm de nitratos no se requiere
aplicar nitrógeno a la siembra. De no utilizarse análisis
de suelo, se recomienda no utilizar dosis mayores a 30-40 kg/ha de nitrógeno
(65 a 85 kg/ha de urea). Por otro lado los niveles de fósforo deberán
ser como mínimo 10 ppm (Bray 1) en el suelo. Se debe tener
en cuenta que este momento es estratégico porque el uso correcto
de la información obtenida puede ahorrar fertilizante, fundamentalmente
nitrogenado, ya que en siembras tempranas (marzo), es posible tener los
niveles requeridos dados los ciclos normales de liberación de este
nutriente en el suelo. Macollaje Teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, las recomendaciones realizadas, con un correcto pastoreo (15-20 cm de altura de ingreso animal) se ubican en el entorno de 30 Kg/ha de nitrógeno (65 kg de urea). No obstante, últimamente se manejan niveles críticos tentativos en el entorno de 18-20 ppm de nitratos en el suelo luego del pastoreo, para obtener una buena producción de forraje posterior. La respuesta vegetal variará entre 10 y 30 kg MS/kg de nitrógeno agregado y, siendo más cercanas al segundo valor cuando se fertilice más cerca del otoño que del invierno o cuando este último sea de mayor temperatura y luminosidad. Producción
primaveral
El manejo
del pastoreo de cualquier especie forrajera está directamente relacionado
con características morfofisiológicas de las mismas, que
se pueden tratar de generalizar en la disposición de sus macollas
con respecto al suelo, su capacidad de macollaje y su largo de ciclo.
Estos aspectos son de fundamental importancia en el momento de elegir
una especie o variedad, ya que determina no solamente su capacidad de
producción y distribución de forraje, sino que nos indica
la forma de cómo deberá manejarse para lograr cumplir con
este potencial. Realizada la consideración anterior, la figura 1 ejemplifica el desarrollo de una planta a través del tiempo y como varían algunos de los parámetros de la misma.
A medida que transcurre el tiempo aumenta la acumulación de forraje. Inicialmente la producción es consecuencia de un aumento en el número y peso de macollas lo que se traduce en una adecuada proporción de hojas verdes/secas (HV/HS) y de lámina/vaina (a). Sin embargo, llega un momento en donde la luz comienza a hacerse limitante (b), por lo cual la planta cambia su postura hacia un crecimiento más erecto, aumentando el largo de lámina pero también el de las vainas para poder sostenerla, por lo cual la relación vaina/lámina aumenta, además, disminuye notablemente el macollaje y también la relación verde/seco. Si se deja continuar este crecimiento, llega un punto (d), en el cual las macollas originales pueden alcanzar sus requisitos para florecer o intentar elevar su altura para poder alcanzar la luz, siendo la consecuencia de ambas cosas, una elongación de los entrenudos y elevación de las yemas apicales (o reproductivas), determinando una mayor depresión del macollaje, una menor relación verde/seco, una acumulación de la biomasa vegetal de mejor calidad nutricional en la parte superior de la pastura y una muy mala a nivel del suelo. El manejo del pastoreo en el entendido del ingreso del animal a la pastura se puede realizar en cualquiera de los puntos anteriores, sin embargo, condicionará la producción en ese momento y en los posteriores:
Este punto de óptimo pastoreo se encuentra entre 15 y 20 cm de altura y cuando el entresurco comienza a ser sombreado, empezando a ser limitante la luz en la base de la planta. El número de días para llegar a esta situación es dependiente de la especie elegida y de la fecha de siembra. En general en siembras de marzo-abril es cercana a los 40-50 días desde la emergencia para Avenas, Cebadas y Triticale de ciclo corto (los Triticale de ciclo largo realizan una oferta de forraje similar o más lenta que los trigos de ciclo largo, mientras que INIA Caracé, de ciclo corto y erecto, es rápido en la oferta) y a los 80 días para Cebadilla y Raigrás; para Trigo sería intermedio. El otro punto
de fundamental importancia es la altura dejada al retirar el ganado, la
cual no debe ser inferior a 5 cm dada la dependencia de estas especies
del área foliar remanente para el rebrote por su escasa capacidad
de acumular reservas. Alturas superiores a estos 5 cm permitirían
reingresos más rápidos a la pastura, pero es menor la utilización
en cada pastoreo. Con pastoreos rotativos manejados de esta forma, 15-20
cm de altura de ingreso, 5 cm de rastrojo y períodos de ocupación
de franjas no mayor a 5-7 días, se pueden obtener fácilmente
tres a cuatro pastoreos en el ciclo vegetativo de las Avenas de ciclo
más largo, dos a tres en Trigo y Triticale de ciclo largo, permitiendo
lograr producciones cercanas a los 3000 Kg/ha de MS y hasta 180 kg/ha
de carne, con la posibilidad además de cosecha de grano. Por último, algunas consideraciones son importantes destacar en cuanto al pastoreo de estos verdeos:
Si se ha
manejado adecuadamente el verdeo durante el otoño e invierno, el
retiro de los animales al inicio de la primavera, cuando comienzan a largarse
los entrenudos, permitirá la posibilidad de cosecha de grano, reservas
forrajeras o simplemente una mayor acumulación de forraje, dado
el alto potencial de crecimiento que tienen estas especies anuales cuando
se encuentran floreciendo. Este aspecto es de singular importancia ya
que permite duplicar la cantidad de carne obtenida en estado vegetativo,
recuperar con grano lo invertido en el verdeo o, fácilmente, obtener
10 a 12 fardos redondos por hectárea, lográndose una muy
buena rentabilidad. La presencia en el mercado de una gran cantidad de especies y cultivares de estos verdeos hace imposible analizarlos cada uno separadamente, por lo cual, se recomienda la ampliación de los conceptos dados aquí con la Cartilla N° 2 de la UEDY y la Revista Cangué N° 18, las que, permitirán lograr una mejor comprensión de esta alternativa forrajera tan importante en nuestros esquemas productivos.
La calidad
en términos de producto animal obtenido de los verdeos utilizados
en nuestros sistemas de producción animal, depende de: la especie
y potencial genético, estado de madurez, técnica empleada
en el cultivo, condiciones ambientales y manejo de los mismos. El desarrollo
del cultivo afecta la composición química y los componentes
del valor nutritivo, las gramíneas jóvenes y hojosas, tienen
un alto valor nutritivo el cual declina al avanzar el estado de madurez.
En la Figura 2a, se observa como al avanzar el estado de madurez aumenta
el rendimiento, pero la digestibilidad y el consumo diminuyen, la composición
química, y los componentes del rendimiento (hojas y tallos) también
tienen variaciones importantes (Figura 2b). Los compuestos nitrogenados,
el contenido mineral y las hojas disminuyen, mientras que los tallos aumentan
en la medida que se necesitan mayor cantidad de estructuras de sostén
al igual que la fibra y lignina. Los carbohidratos solubles (CHOS) tienen
un comportamiento diferente, aumentan en la medida que avanza la estación
de crecimiento y cuando llegan a un máximo, disminuyen debido a
que comienza el llenado de grano. Características de los verdeos
en otoño-invierno Los verdeos empleados en los sistemas de producción animal en pastoreo en el Uruguay presentan:
Contenido
de agua El consumo
del forraje con alto contenido de agua provoca que el ganado tenga heces
blandas y la digestibilidad disminuye debido a que el alimento pasa más
rápido del rumen al intestino. El exceso
de agua en el forraje impone una alta carga de nutrientes sobre el intestino
grueso del animal, provocando alteraciones en la absorción y equilibro
de minerales que afectan la salud y la producción del animal. Contenido
de Fibra Componentes
nitrogenados Dentro de
los componentes nitrogenados no proteicos se debe mencionar la presencia
de nitratos, que en el rumen es transformado en nitrito el cual es tóxico
para los animales. Los síntomas de intoxicación por nitrito
son: temblores, mareos y respiración más rápida con
posterior muerte. Los niveles de nitrógeno como nitrito a los cuales
aparecen estos síntomas están por encima de 0.7 g/kg de
materia seca. Dentro de los verdeos la avena es particularmente peligrosa,
asociado a que este es el verdeo que se siembra más temprano y
está disponible para los animales cuando generalmente hay mayor
cantidad de nitrógeno disponible en el suelo. Una buena
medida a tener en cuenta, para determinar la peligrosidad del verdeo es
realizar análisis foliar de nitratos siendo el costo del análisis
(2,5 U$S por muestra) y rápido frente al riesgo de que los animales
se mueran. La proteína que es utilizada por los rumiantes para sintetizar carne, leche o lana proviene esencialmente de dos fuentes:
Para animales de producción media (15-20 litros de leche o ganancias de peso de 500-600 g/día en animales adultos), el tema principal es la utilización en el rumen del nitrógeno consumido, en tanto para los animales con altos requerimientos como vacas lecheras de alta producción o animales en crecimiento, el suministro adicional de proteína de alta calidad que pase por el rumen sin ser atacada y que pueda ser digerida en el intestino, presenta mayor importancia práctica. En cualquier circunstancia buenas condiciones para una máxima eficiencia de síntesis de proteína microbiana son imprescindibles De la proteína
verdadera proveniente de los verdeos, el 80-90% es atacada e hidrolizada
por los microorganismos del rumen transformándose en nitrógeno
no proteico por lo que la proteína que puede llegar al intestino
sin ser atacada, es relativamente muy poca. (10-20% del total del nitrógeno
presente en planta). El nitrógeno
no proteico proveniente de la hidrólisis de la proteína
y los demás compuestos nitrogenados del alimento se degradan parcialmente
a amoníaco en el rumen y éste conjuntamente con los carbohidratos
es utilizado por los microbios ruminales para producir proteína
microbiana, la que es de muy buena calidad. En la Figura
3 se representa de forma simple, la dependencia de la síntesis
de proteína microbiana de la presencia de componentes nitrogenados
y de energía (ATP), la cual se origina de la fermentación
por parte de los microbios en el rumen de los carbohidratos. El rendimiento
microbiano depende entonces de la cantidad de carbohidratos fermentados
y/o de la materia orgánica disponible a nivel de rumen. El contenido
de carbohidratos en verdeos con estados de madurez tempranos es bajo (Figura
2 b), con relación a la cantidad de nitrógeno que se va
hacer disponible en el rumen para los microorganismos.
En experimentos
desarrollados en Facultad de Agronomía1 donde se evaluó
el efecto de alimentar vacas lecheras y ovinos con avena se detectaron
características de ambiente ruminal que distan de tener condiciones
para una máxima eficiencia en la síntesis de proteína
microbiana y de utilización de los nutrientes. La concentración
promedio de amoníaco ruminal fue superior al valor considerado
como mínimo para un buen crecimiento microbiano (50 mg/l), constatándose
un exceso de nitrógeno en rumen que no presenta sus contrapartes
de energía (carbohidratos) para la síntesis de proteína
microbiana. El nitrógeno que no es utilizado, debe excretarse como
urea en la orina y este proceso es costoso desde el punto de vista energético,
por lo que se incrementan los gastos energéticos de mantenimiento
haciendo más ineficiente el proceso productivo. La respuesta a la suplementación en verdeos depende del estado del cultivo y del tipo de concentrado.
Cuando en los experimentos mencionados anteriormente se utilizaron diferentes fuentes de energía (afrechillo de trigo, grano de sorgo y expeler de citrus) para complementar al pastoreo de avena, la concentración de nitrógeno amoniacal a nivel de rumen disminuyó, la producción (kg/vaca/día) de leche, grasa y proteína aumentó y en algunos casos también aumentó la concentración (%) de proteína. Una de las
explicaciones posibles al aumento en concentración de proteína
es que la disponibilidad energética haya sincronizado bien con
las concentraciones de amoníaco ruminal, aumentando la síntesis
de proteína microbiana, teniendo entonces mayor cantidad de proteína
de buena calidad disponible para ser absorbida a nivel de intestino. Los complementos a ser utilizados con verdeos invernales deben presentar energía rápidamente disponible a nivel ruminal, existiendo diferencias importantes en la velocidad y forma de entregarla. Los complementos pueden clasificarse como: a) ricos en almidón (Ej. granos de cereales ), b)ricos en paredes celulares altamente digestibles (Ej. pulpa de citrus) y c) forrajes conservados con alta concentración de energía (Ej. Ensilaje de maíz). Estos complementos energéticos no se comportan todos igual, la elección de uno u otro dependerá de cada situación particular.
El tipo de
digestión de los concentrados ricos en almidón puede generar
un rumen con condiciones de acidez agravando aún más la
situación, mientras que la digestión de los concentrados
ricos en paredes celulares altamente digestibles genera un tipo de fermentación
que no produciría tal efecto. La suplementación con ensilaje
de maíz es una buena alternativa ya que aporta energía rápidamente
fermentable y puede también aportar la fibra necesaria para un
buen funcionamiento ruminal. En el cuadro
1 se presentan los resultados de ensayos con ovinos en estabulación
realizados en la Facultad de Agronomía donde se evaluó el
consumo y la digestibilidad de avena en diferentes estados fenológicos,
y el efecto de la utilización de bicarbonato de sodio como amortiguador
de los cambios de pH. En el experimento
1 dónde se estandarizó el consumo voluntario al inicio del
experimento, se encontró que los animales consumieron más,
cuando se utilizó bicarbonato de sodio como aditivo. Las condiciones
experimentales, determinaron una diferenciación del consumo de
materia seca, el pH ruminal puedo estar limitando el consumo y el aditivo
puede haber levantado tal restricción. Se detectó entones
un efecto positivo sobre el parámetro de valor nutritivo que más
explica el nivel de producto animal obtenido. Profundizar cuándo
y cómo actúa el bicarbonato, permitiría la promoción
del uso de esta práctica. El uso de
aditivos alcalinizantes y/o bufferizantes, es corriente en dietas con
alta proporción de concentrado, como alimento principal para controlar
la acidez ruminal, suministrándolo mezclado con el concentrado.
Sin embargo poco éxito se ha obtenido a nivel experimental con
su uso cuando los animales consumen forraje verde. Cuando se
alimentó a capones con avena en dos estados fenológicos
diferentes (Cuadro 1 experimento 2) vegetativo (14.3% MS) y encañazón
(19.3% MS) el bajo porcentaje de materia seca, sumado a que en ese estado
la avena presenta un alto nivel de nitrógeno y bajo de carbohidratos
rápidamente utilizables, resulta en un alimento desbalanceado respecto
a la avena en un estado más avanzado de madurez lo que explicaría
una mayor digestibilidad lo que podría ser el factor explicativo
del menor consumo de los animales alimentados con la avena en estado vegetativo.
Los resultados
presentados, demuestran que cuando se utilizan forrajes frescos de verdeos
se generan condiciones para la utilización de los nutrientes, que
no son las óptimas para obtener un producto de calidad, (carne
y/o leche) con buena eficiencia de utilización de los recursos
alimenticios y mantener el ambiente libre de contaminación ya que
los nutrientes que son aprovechados por los animales son perdidos al medio
ambiente. Suplementación
mineral Se ha relacionado también esta condición con un desbalance en la dieta de cationes y aniones (elementos positivos y negativos) y esto evidencia la relación que existe entre tetania y las fertilizaciones de pasturas con fertilizantes nitrogenados y potásicos.
Los verdeos
ofrecidos a los animales, en los periodos de otoño-invierno y primavera
temprana son desbalanceados desde el punto de vista nutricional. Las mejoras
en la nutrición energético-proteica necesariamente requieren
de la integración de los conceptos de degradabilidad de la proteína,
su interrelación con la energía y la previsión de
los requisitos necesarios para lograr un buen ambiente ruminal. Las altas
concentraciones de amoníaco en el rumen provienen de una proteína
con alta fermentabilidad sin las contrapartes necesarias de energía.
Los complementos energéticos a utilizar, deberían entonces
aportar energía rápidamente disponible en rumen. La corrección
de la acidez ruminal significaría un aumento del consumo y una
mejor utilización de los nutrientes consumidos, para lo cual se
deben diseñar estrategias de utilización de los verdeos
que tengan en cuenta, la necesidad de masticación y rumia de los
animales, el porcentaje de materia seca al momento del pastoreo, la posibilidad
de usar aditivos alcalinizantes o bufferizantes y el tipo y cantidad de
suplemento a utilizar. El diseño
de estrategias de alimentación, requiere de una evaluación
local de los principales alimentos utilizados, que integre tanto las características
físico-químicas como la dinámica de digestión
de los alimentos y de sus componentes. La búsqueda de la mejor combinación de los recursos alimenticios mejora la eficiencia de utilización de los nutrientes a nivel del animal, con la consecuente mejora en el ahorro de energía y menor excreción de los nutrientes no aprovechados por los animales. La pérdida de nutrientes, afecta negativamente, tanto la ecuación económica de un sistema de producción como al ambiente (por ej.: el nitrógeno perdido escurre hacia los cursos de agua, provocando un acelerado consumo de oxígeno y consiguientemente la muerte o desplazamiento de los organismos vivos que habitan en ellos. Referencias
Se agradece la colaboración de los Ings. Agrs. Diego Mattiauda y Pablo Soca, de la Unidad de Producción de Leche EEMAC. Se agradece también las sugerencias realizadas por el Ing. M.S.C. Adriana García e Ing. M.S.C. Juan Mª Mieres (INIA La Estanzuela). |