FORESTACION Y SILVOPASTOREO EN TREINTA Y TRES

Ing. Agr. Eduardo Deal
Instituto Plan Agropecuario

La inclusión de animales en los montes es un complemento productivo que se usa con éxito. Sin referirnos a experiencias concretas, reflexionaremos sobre ello en la realidad del departamento de Treinta y Tres, como alternativa para el mejor desempeño de forestación y ganadería.

El área forestal de este departamento se incrementó ampliamente cuando se incluyeron los suelos de aptitud forestal, es decir, aquellos donde los árboles crecen bien aunque a una tasa menor que en los de prioridad. Doscientas setenta mil hectáreas se incorporaron en ese momento a los beneficios de la ley forestal. La mayoría de ellas en zonas de ganadería tradicional, criadora.

Los predios ganaderos en el Este del país son mayoritariamente criadores y chicos. En gran número, ocupan un área importante de aptitud forestal en Treinta y Tres, Rocha y Lavalleja. Sus titulares se caracterizan por pertenecer a una franja etaria alta.

Los seres humanos naturalmente nos resistimos a los cambios. Más aun cuanto más edad tengamos. Las tierras de Treinta y Tres, tienen el índice CONEAT promedio más bajo del país. Los productores que explotan tierras de baja calidad productiva, tienen en este elemento, otro factor que los apuntala en el conservadorismo y la aversión al riesgo.

El desarrollo de la forestación se ha dado, en un alto porcentaje de las explotaciones, por inversores de fuera del sector, por empresarios. No han sido ganaderos que se han reconvertido a productores forestales. Han vendido sus tierras, impulsados por la combinación de las escasas posibilidades del negocio y los precios pagados por la tierra por parte de los inversores. Hoy, los precios han caído y la tentación de la venta, por esta razón, ha disminuido.

La distancia que existe entre las bocas de salida de la exportación y las tierras para forestar en este departamento, es otro elemento que contribuye a desestimular el interés de la inversión forestal externa.

Pequeños productores ganaderos, conservadores, con aversión al riesgo, apegados a su tierra, con áreas pequeñas, lejos de los puertos, no constituyen un ambiente proclive a un cambio en la explotación, desde afuera, por inversores externos, ni desde adentro, por los propios dueños de la tierra, aun con las dificultades actuales del negocio.

A eso se atribuye que no se haya desarrollado ampliamente la forestación en el departamento, aun cuando existe un área potencial interesante. Los dueños de estas tierras tienen una oportunidad que hoy no es viable.

En la medida que el negocio ganadero se deteriora, aumentan las posibilidades de que los dueños de las tierras de aptitud forestal, que hoy están explotándolas solo con ganadería, estén más proclives a estudiar planteos. Entre ellos, la forestación puede ser una posibilidad que contemple su idiosincrasia.

El silvopastoreo resulta así una forma de combinar intereses. Algunas de las observaciones que podemos hacer sobre este tema, se resumen a continuación:

Pero el silvopastoreo también tiene aspectos favorables:

Quiere decir que podemos mantener eficientemente la producción ganadera, incluyendo una alternativa económica rentable, como son los árboles.

Hoy en día, los sistemas de parque por raleo o doble fila con amplios espacios, implican destinos de aserrío o condiciones técnicamente poco apropiadas en nuestro medio, debido a las distorsiones en el crecimiento, con la necesidad adicional de utilizar especies que no siempre dan los mejores retornos.

Por estas razones decimos que el silvopastoreo, como se hace en otros países, no es una solución fácilmente aplicable acá. Habría que pensar en sistemas adaptados a nuestras condiciones.

Ejemplos de esto pueden ser la realización de cortinas en los potreros existentes, con un ancho suficiente como para generar una masa productiva rentable. Se aprovechan así las ventajas que da la sombra y el abrigo y las posibilidades de generar sitios de plantación aceptable en sus condiciones productivo-industriales.

Está en manos de los agentes privados plantear combinaciones de negocios donde se cree una especie de "asociación". Donde el empresario forestal no tenga que invertir en tierra y el ganadero reciba los beneficios que la forestación pueda dar a la ganadería, en condiciones que permitan una explotación forestal redituable.

Está más que probado, el buen negocio que ha hecho el Estado con la inversión en forestación. Es, además, una de las opciones que en el mediano plazo podrá ayudar a revertir la desocupación.

Una opción que depende del gobierno, pero que complementaría el panorama positivamente, para el caso de Treinta y Tres, sería terminar los estudios de una solución para instalar un puerto en La Charqueada, que permitiera salir la madera a través de la Laguna Merín.