Capitalización en
invernada: ¿ganar-ganar?
"Simplifiquen todo lo que puedan,
pero no más"
Albert Einstein
En los últimos tiempos se
ha insistido en que conjuntar esfuerzos para mejorar resultados, esta es
una oportunidad para los predios ganaderos que aun no ha sido explotada
suficientemente. El tema es muy amplio, y en este artículo no pretendemos
más que hacer una pequeña contribución a un caso muy
conocido y relativamente frecuente: la capitalización en invernada.
Reconocemos que en algunas oportunidades
los negocios se pueden plantear de muy distintas formas. Sin embargo, en
esta oportunidad nos interesan aquellos casos en que se desean establecer
vínculos permanentes que permitan un funcionamiento coordinado de
dos o más empresas a lo largo de algunos años. En este caso
definimos una condición que se debe cumplir para que el negocio
sea aceptable para las partes y que contribuya a mejorar el ingreso de
ambas:
-
Desde el punto de vista del dador:
Este agente económico, en vez de realizar un producto en lo inmediato,
accede a integrarlo en otra explotación con la esperanza de obtener
un ingreso que remunere el interés del capital que está poniendo
en función de los riesgos que corre. Es decir que debería
tener un ingreso superior al de una colocación financiera, aceptando
que en algunas oportunidades pueda tener pérdidas.
-
Desde el punto de vista del tomador:
Este toma un capital ajeno y lo integra a su empresa. Debería estar
dispuesto a remunerar a ese capital, algo más de lo que le costaría
un préstamo financiero en la banca, ya que en este caso - si por
ejemplo se desploman los precios - no está obligado a pagar un interés
sobre el dinero acordado de antemano. Es decir que reduce su riesgo de
precios.
Las variaciones que se dan en los precios
aumentan las dificultades de analizar el negocio, por lo que debe existir
una "profesionalización" en el tomador que ayude a la viabilidad
del negocio. En el caso de un acuerdo de este tipo, se parte con la ventaja
de que se han reducido o eliminado los costos de comercialización
presentes en una compra-venta. Sin embargo, aunque sea de Perogrullo, se
debe recordar que para poder repartir ganancias, estas tienen que existir.
Para que esto ocurra al menos se deben cumplir dos condiciones:
-
El costo de toda la operativa debe ser
inferior al valor que se le agrega al animal.
-
La ganancia diaria de los animales debe
ser lo suficientemente alta como para que resulte atractivo al dueño
del ganado diferir su venta hasta el momento de la terminación.
Aunque es muy difícil establecer
cuál sería el precio con que se remunere el capital, proponemos
a los efectos de ejercitarnos aceptar el siguiente criterio como base para
el negocio:
El tomador se obliga a pagar,
y el dador a recibir un 18% anual de incremento sobre los kgs que se envían
y/o se toman.
Con esta propuesta, estaríamos
adjudicando el total de riesgos físicos, mortandad, baja ganancia,
accidentes climáticos y otros, al tomador del ganado. Se comparte
el riesgo de precios del producto final, y se toma como un dato que la
relación flaco/gordo, como ocurrió en los últimos
años, es alrededor de uno.
Cuadro 1. Porcentajes de los kgs
ganados que corresponden a cada socio en un
negocio de capitalización
en invernada, con los criterios que se proponen.
Peso
inicial
|
Peso
final
|
Tasa
anual
|
Meses
|
Kgs.
Ganados
|
Al
dador
|
Al
tomador
|
Ganancia
gramos/día
|
|
|
|
|
|
Kgs
|
%
|
Kgs
|
%
|
|
140
|
460
|
18
|
15
|
320
|
34
|
11
|
296
|
89
|
674
|
200
|
460
|
18
|
15
|
260
|
48
|
18
|
212
|
82
|
548
|
300
|
460
|
18
|
15
|
160
|
72
|
45
|
88
|
55
|
337
|
350
|
460
|
18
|
15
|
110
|
84
|
76
|
26
|
24
|
232
|
En la tabla vemos que para un mismo
período, igual tasa y pesos finales, la distribución de los
kgs ganados entre los socios resulta sustancialmente distinta.
Las reflexiones que queremos compartir
a partir de los resultados de esta tabla son las siguientes:
-
En regímenes relativamente intensivos,
los porcentajes usuales 60:40, 70:30, son muy favorables para el dueño
del ganado. El tomador en estos casos estaría pagando una tasa muy
alta por el ganado que integra a su explotación. Esto determina
que como se ve normalmente sólo tomen ganado a capitalizar quienes
no tienen ni efectivo ni crédito.
-
Con pesos iniciales altos y ganancias
bajas tendríamos situaciones inversas, más aproximadas a
lo usual. Se puede dar el caso - cuando las ganancias de peso diarias son
reducidas - que los porcentajes normales determinen una remuneración
al capital que integra el dador muy baja.
-
Reafirmamos la idea de que con ganancias
diarias muy bajas, es decir sin especialización del tomador, los
márgenes del negocio son tan estrechos que hacen muy difícil
satisfacer a las dos partes.
De este ejercicio extraemos la moraleja
de que las situaciones son muy diversas, y que razonar en términos
económicos puede hacer un aporte interesante al ajuste de negocios
ganar-ganar.
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