ALGUNOS ASPECTOS DEL SISTEMA DE PRODUCCION VACUNA
Ing. Agr. Esteban Montes
Instituto Plan Agropecuario
ANALISIS DEL STOCK

En los momentos actuales en que el negocio agropecuario se viene desarrollando en un marco muy difícil se debe tener en cuenta la manera en que están evolucionando las diferentes variables que tiene el sistema. Analizaremos las variaciones que ha tenido el stock vacuno refiriéndolo a la faena, de manera de aportar información y poder extraer algunas conclusiones.

En la gráfica 1 se aprecia la evolución que ha tenido el stock total de vacunos en los últimos 20 años (desde 1980 hasta 1999). Se observa que dicho stock se ha mantenido por encima de las 10 millones de cabezas desde 1993 y la interrogante es lo que sucederá con el mismo en los años próximos.


Gráfica 1: Evolución del stock vacuno para el período 1980 – 1999.
Fuente: OPYPA de DICOSE.

Analizando las diferentes categorías, se ve en la gráfica 2 la evolución que han tenido las vacas. Se aprecia que después de la sequía de 1988-1989 las vacas de cría han venido aumentando mientras que está descendiendo el número de vacas de invernada.
Según esta gráfica podemos ver que el país se encuentra en un período de retención de vientres que lleva ya 9 años. Por otro lado vemos que la caída de las vacas de invernada es sostenida para la serie analizada con determinados picos de alta (1982, 1989 y 1993) como consecuencia de una mayor retención anterior.


Gráfica 2: Evolución del stock de vacas de cría e invernada para el período 1980 – 1999.
Fuente: OPYPA de DICOSE.

Con referencia a las categorías de novillos, la gráfica 3 nos muestra los diferentes comportamientos para las tres categorías. La disminución ocasionada por la sequía se dio, como es lógico, en primer lugar en los novillos de 1 a 2 años, después en los novillos de 2 a 3 años y finalmente en los de más de 3 años. Posteriormente se empezaron a dar los procesos de recuperación del stock, pero se puede ver que la categoría de más de 3 años nunca logró recuperar los niveles anteriores a la sequía. La media para el período anterior al pico de baja (1993) es superior a la media del período posterior a dicho pico en una cifra cercana a las 100 mil cabezas.
 
 


Gráfica 3: Evolución del stock de novillos de 1-2, 2-3 y +3 años para el período 1980 – 1999.
Fuente: OPYPA de DICOSE.

En los novillos de 2 a 3 años y los de 1 a 2 años la recuperación fue mejor siendo en ambos casos la media para el período posterior al pico de baja mayor que la del período anterior a dicho pico. Así la media para los novillos de 2 a 3 años aumentó en 38 mil cabezas (4.5% ), mientras que en los novillos de 1 a 2 años la media se incrementa en 79 mil cabezas (9.1% ). Las líneas de tendencia confirman estos datos.

Independientemente de los vaivenes que tuvieron las diferentes categorías de novillos no se llegó a recuperar el número de animales que existía al inicio de la serie analizada (1980), salvo para los novillos de 1 a 2 años.

En lo que tiene que ver con las hembras la gráfica 4 nos muestra la variación de las vaquillonas las cuales han tenido similar evolución a los novillos: después de la sequía disminuyeron primero las de 1 a 2 años para después caer las de más de 2 años.


Gráfica 4: Evolución del stock de vaquillonas de 1 a 2 y más de 2 años para el período 1980 – 1999.
Fuente: OPYPA de DICOSE.

Posteriormente a esa caída la recuperación ha tenido el mismo comportamiento que el analizado en el caso de los novillos. 

Las líneas de tendencia de cada una de estas categorías muestra que el número de vaquillonas de 1 a 2 tiene una leve tendencia a aumentar, en tanto las vaquillonas de más de 2 años tienden a disminuir. De todas formas el stock del año 1999 es inferior al que se tenía al inicio del período considerado para ambas categorías.

Muestra una clara relación con la evolución de las vacas de cría: cuando el stock de vacas de cría disminuye baja el número de terneros. El efecto de la seca del 88/89 se ve reflejado en 1990 donde se da el mínimo de terneros en los últimos 30 años. Posteriormente se da una recuperación importante hasta llegar a superar los niveles iniciales (1980), como consecuencia del aumento en el número de vacas de cría.

CONCLUSIONES.-

El aumento que se viene dando en la faena de novillos (gráfica 5) explica el comportamiento registrado en esta categoría. Se ha venido verificando una liquidación de novillos de más de 3 años y un aumento en la faena de los novillos de 2 a 3 años que hace que proporcionalmente hayan crecido los novillos de 1 a 2 años, como lo veíamos en la gráfica 3. Analizando la composición de la faena de novillos se observa un aumento importante en la faena de los de 1 a 3 años. Inclusive en los tres primeros meses de este año esta categoría representó el 55% del total de novillos faenados.

Gráfica 5: Evolución de la faena de novillos para el período 1974 – 1999.
Fuente: OPYPA de DICOSE. 

 
Con respecto a las hembras vemos que ha habido un aumento importante en la faena de vaquillonas, pasando de 74 mil cabezas a 140 mil en los últimos 3 años.

Gráfica 6: Evolución de la faena de vacas y vaquillonas para el período 1974 – 1999.

Fuente: OPYPA de DICOSE.


Ese aumento en la faena provocó una tendencia a la baja en el stock de vaquillonas de más de 2 años (gráfica 4). También un aumento de las vaquillonas que se destinan a entore pudo haber contribuido a que el stock de esta categoría siga esta evolución..

Por otro lado al aumentar la faena de vacas y la retención de vacas de cría determinan una importante disminución en el stock de vacas de invernada (gráfica 2).

Ahora bien, relacionando la cantidad de terneros ingresados al sistema (número de terneros declarados al 30 de Junio de cada año) y la cantidad de cabezas faenadas en cada año podemos tener una idea de lo que puede pasar con el stock total en el futuro.

Gráfica 7: Evolución de las cabezas faenadas en cada año y la cantidad de
terneros declarados al 30/6de cada año para el período 1985 – 1999.-


Este mismo gráfico puede tener una mejor interpretación si hacemos el coeficiente entre los terneros declarados al 30 de junio de cada año y las cabezas faenadas en el mismo. Este coeficiente proporciona un índice, al que denominamos yerra/faena, que brinda una idea entre lo que ingresa y lo que sale del sistema.

Gráfica 8: Evolución del índice yerra/faena para el período 1974 – 1999.
Fuente: elaboración propia o en base a datos de OPYPA.



Se puede apreciar que antes y después de la seca del 88/89 se ha producido un exceso de terneros considerable. Durante la seca la producción de terneros cayó mucho más que la faena lo que hizo que el índice (yerra/faena) fuera negativo. Siguió luego un periodo de recuperación del stock vacuno, alcanzando este indicador buenos niveles hasta el año 1996, en que el mismo sufrió una caída importante, llegando en el año 97 prácticamente a cero. Pero esta disminución en el índice tuvo un componente diferente al que se dio en 1989 y 90. En aquellos años la seca hizo que el número de terneros descendiera abruptamente. En los últimos años, en cambio, fue el aumento en la faena lo que provocó la caída de este indicador. 

Para el primer semestre de este año la faena total de vacunos alcanzó las 997.000 cabezas y si en el segundo semestre se mantiene el mismo nivel de faena de los años anteriores se alcanzaría a faenar 1:900.000 cabezas en el 2000. 

Considerando que la cantidad de vacas entoradas en 1998 ascendió a 3:526.000 cabezas (según la declaración de DICOSE) y en base a un 60% de procreo se puede pensar que la cantidad de terneros declarados en el año 2000 se aproxime a los 2:100.000. 
Quiere decir que el índice yerra/faena para el año 2000 sería del 5%.

La cantidad de vacas entoradas en 1999 llegó a 3:610.000 (también según datos de DICOSE) y los porcentajes de procreo que se estiman, en base a los diagnósticos de gestación se encontrarían entre el 50 y 60%. Suponiendo el mejor de los casos (60% de preñez), la marcación estaría en torno al 50% por lo que la cantidad de terneros a ingresar para el año 2001 sería de aproximadamente 1:800.000 cabezas. Si se mantuviera el ritmo de faena la cantidad de animales que entrarían al sistema será menor al que sale, o sea que el índice yerra/faena será negativo.

Futuro: para los años próximos, si la faena se sigue manteniendo en 1:900.000 cabezas, se producirá un descenso mayor en la cantidad novillos de más de 3 años, o sea que los novillos faenados tendrán un componente importante de animales de 2 a 3 años. En la medida que el nivel de mejoramientos no permita engordar esos novillos se puede empezar a dar un aumento en la faena de vacas. A su vez es probable que ese aumento en la faena de vacas se dé de todas formas, dada la retención de vacas que hay actualmente, y que de acuerdo a lo observado, después de un periodo de retención se produce un aumento en la faena. 

Además hay que tener en cuenta que hay muchas vacas que están falladas y las necesidades financieras de los productores puede provocar que esas vacas, que van a estar en buen estado, se destinen a faena. 

En definitiva podemos concluir que si la faena de vacunos sigue en los niveles de los últimos años, y la cantidad de vacas de cría baja, tendremos una disminución en la cantidad de terneros ingresados al sistema, por lo que el índice yerra/faena se va a mantener en valores cercanos a cero, e inclusive en algunos años que se den inconvenientes climáticos ese índice será negativo

PORQUE TENEMOS QUE APOYAR A LA VACA DE CRIA

Según lo analizado en los puntos anteriores un escenario probable es que la faena de vacas aumente, o sea que entraríamos en un proceso de disminución de la máquina de producción con la consecuente disminución en el número de terneros obtenidos.
Las probabilidades de que disminuya el número de cabezas faenadas depende de las exigencias de ingresos que tengan los productores, considerando otra fuente de ingresos que cubra esas necesidades. 
En estas condiciones entonces, si la faena no disminuye el stock vacuno va a descender.

Para revertir este proceso la única opción es que con menor número de vacas se logre producir la misma cantidad de terneros. De esta manera se podría mantener para los próximos años el nivel de faena actual con vacas, hasta que el stock retome su nueva estructura, sin afectar la cantidad de terneros producidos. 

Otro posible escenario que analizábamos es que la faena de novillos siga aumentando y desaparezca la categoría de novillos de más de 3 años pasando a faenarse novillos de 1 a 3 años. El hecho que se dé esta situación dependerá del nivel de mejoramientos y/o de un aumento en el engorde en base de suplementos (granos, silos). De todos modos la cantidad de novillos faenados no puede exceder el millón de cabezas, porque es la cantidad de terneros machos que se producen con la actual estructura del stock.

Si se quiere aumentar la cantidad de terneros machos ingresados en la situación actual (de bajo procreo) necesariamente se debe aumentar el número de vacas entoradas.

Al existir la categoría de vaquillonas de más de 2 años existe margen para "apurar" a todas las que estén cumpliendo 2 años para llegar a entorarlas. Pero para llegar a esto también se requiere de mejores condiciones de alimentación (mejoramientos o suplementación).

Llegamos a la conclusión que, tanto para los novillos como para las vaquillonas, se estaría necesitando o bien un aumento del área mejorada o un aumento en el nivel de suplementación. En los dos casos estamos hablando de un aumento de los costos.

ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA DEL STOCK.-

Por último al analizar la estructura del stock del rodeo vacuno nacional y compararla con un rodeo con 85% de procreo podemos destacar, entre varias, 2 grandes diferencias:

                                                   Rodeo Nacional                                         Rodeo con 85% de procreo

Categorías
%
Categorías
%
Toros
1.4
Toros
1.5
Vacas de cría
34.4
Vacas de cría
43 
Novillos +3
7.0
Novillos +3
---
Novillos 2-3
8.0
Novillos 2-3
6.3
Novillos 1-2
9.1
Novillos 1-2
13.2
Vaquillonas +2
4.8
Vaquillonas +2
---
Vaquillonas 1-2
9.5
Vaquillonas 1-2
7.5
Vacas invernada
5.2
Vacas invernada
3.5
Terneros/as
20.7
Terneros/as
25
TOTAL
100%
TOTAL
100%
  • Hay una mayor cantidad de categorías en el rodeo nacional. En una situación de bajo empotreramiento, como en el caso del Uruguay, el tener muchas categorías complica el manejo adecuado de las mismas como para obtener el máximo de producto. Esto no solo viene dado por un mejor tratamiento de las vacas de cría sino de todo el rodeo ya que además de tener un alto índice de procreo se tiene una baja edad de faena.
  • Si hacemos el coeficiente entre lo que se factura y el capital que se tiene invertido vemos que en el caso del rodeo nacional se obtiene un valor en el entorno del 23% mientras que para el caso del rodeo con 85% de procreo ese valor asciende al 50%. Esto nos muestra una ineficiencia en el uso del capital invertido en tierra y semovientes, en la explotación del rodeo nacional.

  • Estas diferencias se deben fundamentalmente a que en aquellos casos en los que se logra un procreo consistente del 85 %, se realiza un buen manejo poniendo mucho énfasis en la administración del forraje natural en base a las necesidades de cada categoría, lo que contribuye a mejorar la eficiencia en el rodeo de cría. Posteriormente, con el aumento en el nivel de mejoramientos (actualmente alcanza el 25%), se logra mejorar la eficiencia de la invernada.

    ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES

    Como hemos visto la pecuaria vacuna se encuentra en un punto donde se hace muy importante actuar rápidamente para revertir una situación comprometida. Por otro lado vemos una carencia de capital como para realizar las inversiones necesarias para provocar el cambio necesario.

    Sin embargo creemos que existen medidas de bajo costo que se pueden aplicar para poder mejorar los índices productivos de los predios. Estas medidas nacen de analizar minuciosamente como se desarrollan los procesos productivos en cada zona del país realzando las fortalezas para buscar solucionar las debilidades con el menor costo posible. De esta manera se busca aprovechar al máximo los recursos disponibles. 

    De esta manera con un manejo del rodeo de cría al momento del destete, que permita a las vacas llegar al parto con un adecuado estado corporal, que garantice la preñez futura, se estaría levantando la principal restricción de la cría. A su vez al administrar mejor el forraje se le puede proporcionar un mejor tratamiento a las recrías, disminuyendo la cantidad de categorías improductivas en el predio.

    Por otro lado con las asociaciones entre productores, se posibilitaría que aquellos productores de ciclo completo con bajos porcentajes de mejoramientos puedan aumentar la eficiencia del proceso productivo sin tener que disponer de dinero en efectivo. A su vez esa limitada área mejorada para el ciclo completo se destinaría a potencializar la cría y recría de esos predios al sacar la invernada a otros establecimientos más especializados.