9
y estadía prolongada en Alemania y un
retorno hace 30 años, a partir del cual
comienzan el emprendimiento produc-
tivo que hoy estamos visitando.
El viaje y la vida en Alemania
En 1973, poco después de haberse
casado y habiendo sido Baldome-
ro adjudicatario por parte del INC de
una fracción de 97 há, deciden con
su esposa emigrar a Alemania, con
el objetivo de radicarse por un tiem-
po buscando hacer una diferencia de
capital que les permitiera mejorar su
situación económica.
La referencia permanente de su país
de origen por parte de sus antepasa-
dos y las múltiples vinculaciones fa-
miliares y de amistades, facilitaron la
llegada y la rápida inserción laboral de
ambos a su arribo.
Posteriormente, nacen sus 2 hijas
(Michaela y Sandra), mientras Baldo-
mero desarrolla tareas en una fábrica
dedicada al armado y construcción de
vehículos pesados, en la ciudad de
ULM, en Stuttgart.
Paralelamente, Trudy desempeña
tareas en el sector textil y de fabrica-
ción de autopartes en la medida que
el cuidado de sus pequeñas hijas se
lo permiten.
Durante ese período, la tarea es ar-
dua, pero la gran dedicación y com-
promiso de Baldomero “solo perdí 2
días de trabajo en todos esos años”,
tiene su recompensa.
En 1984, 12 años después de la par-
tida, la familia decide regresar.
Las razones de esta vuelta, tienen
básicamente que ver con la decisión
que sus hijas (que promedian su eta-
pa escolar), se radiquen definitiva-
mente en Uruguay.
La vuelta al pago y el presente
Con los ahorros generados durante
la estancia en Europa, al regresar la
familia adquiere al padre de Traudy,
la fracción que en el momento de
fundación de la Colonia (1944), le ha-
bía sido adjudicada a este por parte
del INC.
La fracción tiene una superficie to-
tal de 50 há.
Desde ese momento, ese predio,
capitalizado originalmente con dine-
ro proveniente del trabajo en Alema-
nia, se constituye en la única fuente
de ingresos para la familia.
Esta etapa, el volver a empezar
en el campo muchos años después
de la partida y haciéndolo a partir
de una explotación de escala redu-
cida, con suelos sometidos duran-
te mucho tiempo a un uso muy in-
tenso, despertaron entre los viejos
vecinos, muchas dudas en cuanto
a la viabilidad del emprendimiento.
“¿Estás loco?; ¿cómo vas a vivir de
50 há?; vas a aguantar poco tiempo
”.. comentaban.
Sin embargo, pocos meses des-
pués de afincados se decide la insta-
lación de una explotación orientada
a la producción de quesos artesa-
nales. De esta manera, se ordeñan
hasta un máximo de 25 vacas de
raza Normanda, en forma manual 2
veces al día.
Los quesos se venden en Salto, en
comercios establecidos, alcanzando
volúmenes de entre 150-180 kg/se-
mana.
Este emprendimiento se realiza
hasta el año 2000, momento a par-
tir del cual se comienza un proceso de
